Cuento de navidad » Crítica

Por Miguel Martín

“Cuento de Navidad” es uno de los mayores divertimentos que podemos ver en la recopilación de “Películas para no dormir”, una aventura macabra que centra su mirada en el mundo infantil, tan entrañable y cruel como todos recordamos. Entrañable en la medida en que solo un niño podría creer en muertos vivientes y en la amistad eterna, y cruel porque no hay nada más desalmado que un niño pequeño con ganas de incordiar.

Un grupo de chavales encuentran a una mujer vestida de Papá Noel dentro de un hoyo en mitad del bosque. Pronto se percatan que se trata de una ladrona, a la que se dedicarán a extorsionar para sonsacarle el botín. ¿Quién es realmente el villano de la historia? ¿La violenta ladrona o los aparentemente inocentes niños?

“Cuento de Navidad” es un homenaje a la inocencia de los años 80, plagado de referencias a esa época tanto en banda sonora (con actuación estelar de Loquillo incluida) como en cine de terror casposo o sana alimentación (esas Panteras Rosas…). Quizás quien no haya vivido aquella época no llegue a cogerle el punto a este film para televisión, aunque es fácil caer en su juego de persecuciones cruzadas y en esa divertida mirada a la infancia. De hecho es la ladrona el único personaje adulto al que se le ve la cara, resaltando con ello la incomprensión e indefensión propia de la niñez.

Paco Plaza dirige una película ágil, rápida, divertida y oscura. “Cuento de Navidad” tiene mucha mala leche, y juega constantemente con el cambio de rol entre víctima y verdugo. Puro cine de entretenimiento, como ese final en el parque de atracciones en que se resume perfectamente el estilo de vida infantil: ponerse en peligro sin pensar en las consecuencias. La villana se convierte en mártir contando con la complicidad del espectador, y los niños dejan de ser los inocentes héroes que tantas películas se han molestado en mostrar para convertirlos en villanos en apuros (“Putos niños”, grita Maru Valdivieso en alguna ocasión, con la complacencia del público a su favor).

Sin ser una verdadera película de terror, sí llega a intrigar en determinadas ocasiones. Aunque la verdad es que funciona mejor como un chute de nostalgia en vena. Ideal para ver en esa época tan entrañable de finales de año en el que los padres se dejan los ahorros y los niños se saben los reyes del mundo.

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