Los Ojos de Julia » Crítica

Por Ignacio Estrada

Con casi el mismo equipo técnico y la actriz principal, de “El orfanato”, Guillermo Del Toro apadrina la segunda película de Guillem Morales, un film que tira más hacia lo psicológico que a los terrorífico en la línea de algunas títulos de Roman Polanski. Y es que Morales consigue en algunos momentos recordarnos esas atmósferas tan típicas y opresivas del director francés.

La dirección de Morales engancha al espectador desde su inicio, citar por ejemplo: todo un barrio residencial en lluvia que se queda sin luz, sencillo, conciso y “al grano”. Planos en los que el espectador se pone en la situación de Julia, donde no vemos los rostros de los personajes contagiándonos de su sufrimiento.

Tras un prólogo impecable y una presentación de personajes más que aceptable, llega el momento de revelarnos la trama. Y es aquí cuando la película comienza a flojear ya que se convierte en un título predecible que quiere homenajear por momentos a "El Silencio de los Corderos". Y es que el guión del propio Morales y Oriol Paulo carece de ritmo después de la primera parte y le resta puntos a la obra completa.

En el apartado técnico, destacar la tétrica y sombría iluminación de Oscar Faura, que consigue eclipsar el poco elaborado trabajo de montaje, pues algunas secuencias carecen del ritmo o tensión necesaria (¿Alguien dijo la escena del congelador?) que no aporta nada a la narración.

Eso sí, “Los ojos de Julia” confirma a Belén Rueda como reina del horror español. Sólo con ver su cara de impotencia al ir perdiendo la vista provoca una gran sensación de malestar que nos hace retorcernos en la butaca. Por cierto, ojo a la revelación de la película, y seguramente futuro candidato al Goya, Pablo Derqui, todo un descubrimiento.

En resumen, "Los Ojos de Julia" no es (ni pretende ser) “El orfanato” como muchos piensan. Pese a su premisa interesante, a mitad de película tiene una bajada de ritmo alarmante que dejará cierto sabor agridulce al espectador.

Lo mejor: La dirección y los actores.

Lo peor: el montaje y lo predecible que resulta.

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