El cuento es una forma de narración que siempre ha favorecido al género de Terror. Fábulas, rumores, historias de campamento a pie de hoguera, leyendas urbanas… moralejas revestidas de amenaza con carácter de urgencia que funcionan por su crudeza, su fatalismo y su genuina ingenuidad.
Es lógico que los autores, profesionales o amateurs, estrellas o estrellados, apuesten por el relato y el cortometraje como cartas de presentación, y que continúen explorando sus bondades cuando se sienten juguetones y necesitan huir de convencionalismos.
Aunque para muchos el referente sigue siendo Creepshow, Twilight Zone, Tales From the Darkside o Trilogy of Terror, no hace falta mirar al pasado para hablar de antologías, un formato en auge y con interés renovado, afín en cantidad y calidad a los dorados 70/80, como bien ejemplifican Trick’r Treat, Little Deaths, The Theatre Bizarre, Chillerama, The Profane Exhibit, ABCs of Death o la aquí reseñada V/H/S.
Por otro lado, pocos subgéneros quedaban por tratar en la presente explotación del falso documental, found footage, cinéma vérité, mockumentary, docuficción o como demonios prefiera llamarse. Después de haber visto vampiros, zombies, fantasmas, demonios, psicópatas, monstruos, mitos y aliens desfilando a través de roñosas lentes de miniDV con parkinson, la antología ha terminado por subirse al carro.
V/H/S responde a qué pasa cuando se mezcla una moda con otra, y en líneas generales, con sus mases y sus menos, da una respuesta satisfactoria. Que no despisten las contrabarras del título, sus siglas no albergan mayor misterio, Video Home System, el mítico sistema de video analógico que precedió al DVD, en cuyas cintas han sido grabados (dentro de la ficción) los cinco segmentos que componen la antología:
- “Tape 56”, de Adam Wingard: Una banda de macarras se gana la vida haciendo trabajos sucios y grabándolos en vídeo. Su último encargo consiste en robar una cinta de VHS para un cliente. Parece una tarea fácil, pero al allanar la casa encuentran a su propietario muerto en el sofá, y una colección inmensa de cintas, todas con grabaciones siniestras.
Wingard firma el tradicional relato-puente que sirve para introducir y conectar el conjunto de segmentos, en este caso las cintas VHS que ven los personajes mientras tratan de sobrevivir a su propia historia de horror. Su rol conductor compensa la evidente falta de ritmo y argumento.
- “Amateur Night”, de David Bruckner: Tres amigos pretenden hacer un vídeo porno amateur colocando una cámara-espía en las gafas de uno de ellos. De ruta por pubs nocturnos convencen a dos chicas para unirse a la orgía, una de ellas un tanto extraña, pero no más de lo que terminará revelándose.
El primer relato y para muchos el mejor, o de los mejores, en esta antología. Un enfoque moderno de vampirismo no apto para seguidoras de Crepúsculo y derivados, que restaura en cierto modo la dignidad perdida de estas criaturas, amén de su natural salvajismo.
- “Second Honeymoon”, de Ti West: Sam y Stephanie celebran su segunda luna de miel haciendo turismo por tierras del oeste. Su felicidad mengua a pasos agigantados cada noche que pasan en un hotel, donde los problemas personales se juntan a los que les brinda un misterioso enmascarado.
Ti West es el señuelo de V/H/S, el nombre popular que acapara atenciones. Su filmografía, aunque breve, le ha servido para ganarse un hueco, una identidad y un público de admiradores y detractores. Quien haya visto The Innkeepers o The House of the Devil ya puede imaginar de que pie cojea este relato. Lento, parco y soso hasta el paroxismo, con un giro final anunciado (literalmente) desde el comienzo.
- “Tuesday the 17th”, de Glenn McQuaid: Unos adolescentes van de excursión al lago de un bosque y son sorprendidos por un asesino en serie.
Ya está, así de simple, esta es la sinopsis y la historia en sí misma, no hay más, y quien frunza el ceño es que poco cine slasher ha visto, porque es el mismo resumen que podría aplicarse a la hora y media que dura la mayoría. La ventaja es que al estar concentrado no da sensación de estiramiento, y encima se permite sorprender con detalles muy originales, como la propia naturaleza del psychokiller, hecho de interferencias de vídeo. Un homenaje bien hecho que empieza desde el propio título.
- “The Strange Thing That Happened to Emily When She Was Younger”, de Joe Swanberg: Como bien aclara el título, es la historia de Emily y los extraños sucesos que vivió en su piso, mostrados por webcam a su novio (y a nosotros). La cosa va de fantasmas en este penúltimo fragmento, un ejercicio interesante y bien equilibrado de lo que debió ser Paranormal Activity y caspa sucesiva, aunque quizás con un guión excesivamente confuso y rocambolesco.
- “10/31/98”, de Radio Silence: Un grupo de amigos ocupa una casa ajena, supuestamente vacía, para celebrar su fiesta privada de Halloween, pero alguien se les ha adelantado. En el ático una secta está a punto de culminar un ritual satánico, sacrificio de chica inclusive.
V/H/S se despide a lo grande con un corto sobre demonios, poseídas y poltergeist, donde lo más llamativo es su impresionante despliegue de FX, de una calidad y cantidad inusitadas en falsos documentales.
Las formas cambian, pero casi todos los relatos se ciñen al mismo esquema: gente que sonríe a cámara, gente que mira asustada a cámara por una amenaza abstracta, tembleque de cámara por gente que corre y grita, más gente que corre y grita, y gente que finalmente muere delante de cámara.
Suene triste o gracioso, mal o bien, no es algo que deba achacarse únicamente a V/H/S, es el pan de cada día en falsos documentales desde La Bruja de Blair, aunque por suerte estamos ante una fusión, y virtudes de la antología como la variedad temática o la corta duración compensan las lacras heredadas del formato, o al menos las diluyen.
Lo bueno si breve dos veces bueno, y lo malo si poco mejor; a buen entendedor pocos minutos bastan.