El terror vende, de eso no cabe duda. El formato es lo de menos, tanto la literatura como el cine de terror siempre se han hecho un hueco con una multitud de fieles seguidores, ávidos de historias tétricas que remuevan alguno de nuestros más bajos instintos. Al teatro tampoco le ha sido ajeno este filón, la búsqueda de emociones fuertes es tanto más intensa cuando los actores interpretan terribles historias en vivo y en directo, a pocos metros de los propios espectadores. Quizás sea por el anhelo que sentimos de aquellas historias alrededor de la hoguera que nos deleitaban cuando éramos más jóvenes, tal vez sea por la sensación de espantosa cercanía que nos salpica como sangre espesa en el tú a tú de un teatro pequeño. El caso es que recientemente ha habido un tremendo boom de terroríficas obras teatrales que recorren España entera en busca de transmitir una sensación de desasosiego al espectador.
Una de las más celebradas obras teatrales de terror de los últimos años ha sido
“La Mujer de Negro” (en realidad es un reestreno, ya que fue anteriormente llevada a los escenarios en 1998 aunque con diferente dirección), con el gran Emilio Gutierrez Caba y el convincente Jorge de Juan metidos hasta el fondo en una clásica historia gótica de fantasmas. Apariciones, advertencias en la noche, una terrible maldición. Resulta realmente increíble que solo dos personajes y la imaginación del espectador basten para sostener toda la obra transmitiendo tantas emociones. Basada en la novela de Susan Hill, la obra fundamenta gran parte de su fuerza en el apabullante juego de luz y sonido que salpica el relato. Y en alguna que otra interacción con el público. Por no hablar del inquietante fantasma de luto que recorre el patio de butacas...
(La Mujer de Negro)
Edgar Allan Poe es uno de los autores cuyos escritos han sido llevados al teatro en multitud de ocasiones. Por ello sorprende
“¿Dónde estás, Ulalume, dónde estás?”, ya que narra los últimos días de vida del genial autor, atormentado por sus propios fantasmas y en pleno delirium tremens mientras vaga perdido por Baltimore. En busca de su amada Virginia, fallecida de tuberculosis y a la que dedicó su conocido poema ‘Ulalume’, Edgar Allan Poe pasea de pesadilla en pesadilla en un cúmulo de alucinadas situaciones. Chete Lera interpretaba al romántico escritor en la más oscura de las etapas de su vida.
Sin alejarnos demasiado del terror pero más en la onda del suspense criminal,
“La Ratonera”, de Agatha Christie, es sin duda una de las obras que más veces ha sido llevada a los escenarios españoles. Jaime Blanch ha sido uno de los últimos actores que han interpretado en teatro al protagonista de este clásico del suspense. Digna de mención es también
“La soga”, basada en la película dirigida por Alfred Hitchcock (que se basaba a su vez en el libreto de Patrick Hamilton) al que se homenajeaba de manera directa llamando a los personajes de la obra igual que personajes míticos de la filmografía del orondo director (Bates, Thornhill…). Chema Muñoz y Alberto Maneiro eran los actores principales.
Del lado del homenaje fílmico cabe mencionar las desternillantes
“Star Tryp” (con evidentes ecos de ‘Alien el Octavo Pasajero’) y
“666” (aparición demoníaca incluida), ambos maravillosos espectáculos gestuales de la compañía Yllana. También se hace necesario nombrar
“Tras las huellas de Bette Davis”, recreación de la película ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ interpretada por Nati Mistral.
No hay más que ver el enorme éxito que tuvo el reciente
“Circo de los Horrores” para darnos cuenta del enorme tirón comercial que tiene el género de terror en cualquiera de sus disciplinas. Dirigido por Suso Clown (Suso Silva), el espectáculo
