Festival de Cine de Sitges: 50 años de joyas y sorpresas


Parte I: Los primeros pasos de la criatura (1968-1979)

Los años mozos del Festival de Sitges se parecen más a la primera adolescencia que a un bebé recién nacido: rebelde, ambiguo, confuso en todos los sentidos y con un gran, gran sentido de la rabia.

Son los años de la lente muerte del franquismo y los previos a una época (los 80) que abriría las mentes para el disfrute de toda una sociedad, incluida la del espectador de género.

Un buen batiburrillo de clásicos que intentamos resumir, como será habitual en las 5 partes de este especial: con sus JOYAS y sus RAREZAS.



1ª ed. Semana Internacional de cine Fantástico y de Terror (1968)

LA JOYA...



EL BAILE DE LOS VAMPIROS (The Fearless Vampire Killers, 1967)
Director: Roman Polanski
Interpr.: Sharon Tate, Roman Polanski

Este clásico de lo vampírico, lo sexual y lo cachondo se encargaba de romper una primera edición Sitgetana que mezclaba clásicos de la Hammer, scifi de terror italiana y (glups) la nouvelle vague. Eran otros tiempos.

La historia de un par de cazavampiros más patosos que habilidosos y su cruzada en las tierras Transilvanas fue el inicio del romance entre su director, Roman Polanski, y la bellísima actriz Sharon Tate. Una historia que, como muchos sabéis, no acabó demasiado bien.

En todo caso, una comedia que no renuncia a los códigos del género y que vanagloria al icono vampírico por excelencia, ese Drácula al que se le hace reverencia en esta edición del 2017. También recomendable pero no sin precauciones es su no-confeso remake ibérico. Clásicos entre clásicos.

...Y LA RAREZA



LEMMY CONTRA ALPHAVILLE (Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution, 1965)
Director: Jean-Luc Godard
Interpr.: Eddie Constantine, Anna Karina, Akim Tamiroff

Pero a ver qué pinta Jean-Luc Godard en mi casa, pensaréis algunos. Bueno, lo pensamos todos. Pero bandas a parte, reinvención gafapasta del cine y normalización de los jumpcuts, Godard también es capaz de hacer género. Y lo hace rematadamente bien.

El agente secreto 003 Lemmy Caution (nombre solo equiparable al de Max Powers) viaja hasta la ciudad galáctica de Alphaville para acabar con el régimen tirano de su superordenador, capitaneado por el antes conocido como Doctor Nosferatu (yas). Godard abraza la ciencia-ficción y el cine negro, comprendiendo que en ellos se esconde la esencia cinematográfica, y desmonta el lenguaje en cada una de sus escenas. Ahora paso a negativo, ahora pongo a los personajes de manera ilógica en el espacio, ahora deconstruyo una pelea así como sin ganas. Muy Jean-Luc.

El resultado es increiblemente entretenido. Y poético. Y maravilloso. Quizás uno de los mejores platos para acercarse al rebelde más rebelde del cine, a través de la distopía Dickiana y a un mensaje aterrador sobre nuestra sociedad actual: ¿no es acaso Alpha60 la red de redes que domina nuestro mundo? Sea lo que sea, pensad en Jean-Luc antes de volver a mirar el Twitter.

Tranquilos, no os preocupéis. Ahora viene la sangre.



2ª ed. Semana Internacional de cine Fantástico y de Terror (1969)

LA JOYA...



DRÁCULA, PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS (Dracula: Prince of Darkness, 1966)
Director: Terence Fisher
Interpr.: Christopher Lee, Barbara Shelley, Andrew Keir

Terence Fisher es un buque insignia de lo que ya de por sí es un océano de color hemoglobina: la maravillosa-y-gracias-por-existir Hammer Films. Aquí retoma al mejor Drácula de la historia (sorry Bela), el salvaje, gigante, hijüeputa interpretado por Christopher Lee que vuelve de la no-muerte para sembrar un poquito más el caos, entre poderosos escotes y eróticos resultados.

Más de cuarenta y cinco minutos de reloj separan el inicio de esta secuela y la primera aparición del príncipe de las tinieblas, aquí resucitado como una bestia animal sin ya restos de humanidad. Literalmente, porque no hace más que rugir y amenazar con unos ojos inyectados en sangre que ríete de tu resaca del domingo. Obviamente un puñado de imbéciles Londinenses ignorarán cualquier advertencia hasta encontrarse en el tenebroso castillo donde sus vidas (o no-vidas) rozarán el fin.

Lástima que el título en la sección informativa de esta edición sea inferior a su primera parte, capaz de albergar la peor muerte de su villano hasta la llegada de Enrique Cerezo. Pero, y esto es innegable, su encanto a día de hoy es imposible de encapsular. Nadie hace más la sangre color chicle, espesa como un puré y chorreante como el buen gotelé. La Hammer pura no volverá jamás y nuestro deber, moral y hereditario, es el de reivindicar la factoría cada vez que tengamos oportunidad.

...Y LA RAREZA



FANDO Y LIS (ídem, 1968)
Director: Alejandro Jodorowsky
Interpr.: Tamara Garina, Sergio Kleiner, Diana Mariscal

Vamos con las drogas.

Alejandro Jodorowsky, el tarotista, psicomago, filósofo, guionista de cómics y ser de luz en general dirigió una ópera prima que ríete tú del David Lynch más experimental. La historia de una pareja, los Fando y Lis del título, que inician un viaje psicodélico y alucinatorio por un desierto hasta la ficticia ciudad de Tar, aquella que "pueeedddeee que sssssolooo viva en tu mennnnteeee" [dramatización].

Un camino de espinas para los más valientes, rodado en 16mm y sin color, con el que retratar cuadros pictóricos de lo más variado: señoras abusando de jovencitos fornidos, travestis circenses paseando por el desierto o un ejército de tullidos bailando en una procesión funeraria.

Puro rock"n"roll en la era más hippie del LSD, recomendadísima en una tarde de domingo con amigos. Bueno no. Pero sí que clave para entender las bases de un genio que, años más tarde, nos ofreció algunas de las obras más inclasificables de la historia del cine.

 
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