Invierno de 1960. Saint Ange es un orfanato de Francia. Anna llega a este lugar, no como huérfana sino para limpiar esta mansión desierta.
La joven Judith es la única persona que queda en este hogar. Pero Anna pronto tiene razones para pensar que no es así. Oye ruidos, risas espeluznantes, susurros, pasos y ve visiones sobrecogedoras habitación tras habitación, noche tras noche.
La idea de un gran edificio aislado habitado por fantasmas no es algo nuevo en el cine de terror. Kubrick dejo el listón tan alto con su adaptación de El resplandor que tuvieron que pasar dos décadas hasta que nuestro Alejandro Amenábar le hiciera sombra con su fabulosa Los otros.