Red State » Crítica

Por Carlos Marín

Kevin Smith comparte una extraña coincidencia con Lars Von Trier, salvando grandes distancias: es extramadamente criticado por casi todo lo que hace, y se ha convertido en un juego casi más personal que no profesional. Desde que iluminara la comedia indie con Clerks y continuara con Mallrats, Smith se ha mantenido en una linea bien clara de películas de personajes, carismáticos y freaks, que comparten diálogos desternillantes repletos de referencias a la cultura pop. Tuvo su primera salida de tono con Jersey Girl y hace nada también se fue al lado más comercial con Cop Out (no diremos el título español).

Precisamente con los dos títulos que se alejaban más de su universo particular era donde peor salía parado. Ahora se pasa al terror (un “terror” entre comillas, muy particular) con Red State, una película con una estética radicalmente distinta a todos sus trabajos y que se introduce en el mundo del fanatismo religioso más extremo. ¿Sale esta vez bien parado o vuelve a meter la pata? Pues, aunque rompa el esquema, sale airoso del salto rocambolesco que hace con su último film. Sí, estoy diciendo que Red State es buena.

El primer acierto es el cómo hacer una película de terror que no lo es. Está muy cercana a The devil"s rejects de Rob Zombie y de hecho incluso comparten concepto de escena (el asalto a la casa de la familia / asalto a la casa de los fanáticos). Además utiliza una dirección de cámara en mano semi-documental que le va como anillo al dedo al puro estado de nerviosismo en el que la historia se mueve. Es, por lo tanto, una historia terrorífica de hasta donde se puede llegar cuando alguien, simplemente, cree, y lo que es peor: los que les pueden seguir.

También es bien sabido que Smith escribe mejor que dirige. Aquí sale bien parado de las escenas de acción, gracias bastante a que la cámara no para de moverse y oculta ciertos aspectos negativos que, con tono más estático, podrían haber salido a la luz. La verdadera gracia de la cinta está en su guión, muy de grindhouse y con un respecto cero para con sus personajes. Casi se puede afirmar que no hay protagonistas y que te la pueden meter doblada en casi cualquier momento. Se centra, al contrario que sus anteriores trabajos, en lo que está pasando más que en lo que se está diciendo.

Aún así tiene un par de monólogos que dan pavor, como la escena donde conocemos al reverendo de la iglesia que centra la trama. Suena tan terrorífico, gracias también al trabajo de un veterano como Michael Parks, que podría ser el cura más chungo que os hayáis encontrado en la vida, con su sermón hiperextremista, su amor hacia los suyos (todos los de su iglesia le quieren) y su, bueno, pasión por las armas. El viejo Kevin Smith hace acto de presencia casi en su final, en el mejor diálogo que tiene la película (marca de la casa) y, sobretodo, en la última linea de diálogo que es, sencillamente, brutal.

Los que esperen por eso un film de terror a lo Matanza de Texas o algún tipo de torture-porn se encontrarán con casi una película de acción, un retrato de lo loco que puede llegar a estar el mundo y de lo terrorífica que a veces es la fe. Eso sí, sazonado con un puñado de sal gruesa para dar un producto hasta gamberro y divertido, donde la verosimilitud muchas veces brilla por su ausencia (hay algunas decisiones de los personajes que tienen tela...).

Toda una sorpresa encontrarse un Kevin Smith tan distinto, un soplo de aire fresco a un tipo que, en mi opinión, escribe como nadie cuando quiere y que en este caso se cambia de casilla para demostrar que no se le puede atacar diciendo que siempre hace lo mismo. Una pequeña sorpresa después del miedo con las primeras críticas y un primer paso a un rumbo que, si bien esperamos que el señor de Jersey siga haciendo buenas comedias con diálogos sobre Superman, pueda ofrecernos de vez en cuando una escapadita de este estilo.
Diría que no es apto para Smithófobos, pero es que se parece tan poco al resto de su carrera que podéis verla sin miedo.

Lo mejor: El poco respeto que tiene Smith por sus personajes y lo terrorífico de los actos de estos.

Lo peor: Poca verosimilitud y algunos agujeros de guión (¿se tenía que parecer tanto a la de Rob Zombie?). También podría haber sido menos serie B e ir más a la yugular.

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