Infectados » Crítica

Por Carlos Marín

Seamos claros, concisos y contundentes como un martillo: Infectados no es, en ningún caso y en ningún momento, una película de zombies. Ni de Infectados agresivos, ni de monstruos que comen carne. Que nadie se confunda por su título ni por sus avances, estamos hablando de una película donde el virus existente es una peste mortal y el único monstruo que se puede llegar a encontrar es el propio ser humano. ¿Es una frase típica? Sí. ¿Es Infectados típica? No, al menos no del todo. ¿Es una buena película para pasar el rato? Es mejor.

Sus directores, Álex y David Pastor, pueden presumir de haber hecho un film con factura y dinero norteamericano pero con espíritu rematadamente europeo, con o sin conciencia de ello. Aquí ni hay héroes, ni hay grandes momentos de acción ni épicos personajes. Lo que encontramos es la historia de cuatro jóvenes (dos de ellos hermanos) que huyen de la muerte y del caos por una larga carretera hacia ese pequeño paraíso que construyeron en sus mentes cuando eran apenas unos críos.

Precisamente es esa simpleza argumental de la que hace gala la película, ya que sin grandes giros ni grandes pretensiones se hace un retrato fiel y realista de lo que harían unas personas en esa situación. Por más que intenten soñar con la meta de su viaje, por más que se auto-implanten unas normas, los protagonistas viven en un mundo caótico, sin reglas, donde en cuestión de segundos la situación puede dar un vuelco y cualquier individuo, incluso ellos mismos, puede ser peligroso. El virus puede ser el detonante pero los personajes son el verdadero motor de la acción, el terror y el drama (porque lo hay) de la trama.

Es importante, por lo tanto, el uso de un buen casting de actores. Todos guapos hasta la médula pero tremendamente sinceros en sus interpretaciones, son dirigidos con perspectiva y con los pies en el suelo. Tienen que ser puestos en situaciones al límite, tienen que ser despiadados, pero también tienen que ser humanos, con todo lo que eso conlleva. Sorprende, por lo tanto, que de unos chicos que casi parecen modelos se pueda conseguir tal empatía, gracias a ese guión y esa realización tan cuidada.

Puede que se le puede achacar el problema de ser una película simple, que no tenga una gran historia que contar, pero es que seguramente ese sea su propósito. Es un pequeño extracto de vida en el contexto post-apocalíptico planteado; ni enseña ni pretende mostrar los inicios de la plaga o la situación mundial, tan solo presenta, sin miramientos y sin contemplaciones, lo lejos que somos capaces de llegar por vivir, sobrevivir y por tener una razón para ello.

Con un ritmo endiablado (salvo algún tópico momento de respiro, pero afortunadamente breve) y un estilo sucio y dinámico, Infectados hace que el tiempo del metraje pase rápido, sin poder desenganchar los ojos de la pantalla por un segundo. No es una película de autor (¿todavía existe ese concepto?) pero tampoco es un fast-food para pasar el rato. Posiblemente los hermanos Pastor, con solo una película bajo su brazo, hayan sabido encontrar el equilibrio perfecto entre lo comercial y lo anticomercial, entre entretener y horrorizar de verdad. En definitiva, Infectados es un virus hecho película que contagiará a todo el que la vea y que tardará tiempo en extinguirse del cuerpo. Viva el talento nacional y viva su predilección por el género; no podríamos estar más orgullosos.

Lo mejor: Su desgarrante realismo y, a pesar de ello, su increíble ritmo (se pasa, literalmente, volada).

Lo peor: Puede ser considerada una película simple y más comercial que otras con el mismo tema (a veces demasiado dramáticas).

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