Ángeles y Demonios » Crítica

Por David Sierra

Si hay algo que odio de Dan Brown, aparte de la pretenciosidad de sus historias ( y de un rigor científico más que discutible) es haber popularizado injustamente la literatura Fast Food. En cambio, admito que sus historias son claramente cinematográficas, con lo que ganan mucho en pantalla grande.
Ya se demostró con “El código Da Vinci”, la historia era realmente atractiva y mantenía un nivel medianamente interesante durante todo el metraje (y era mucho) pero quedaba lastrado por la nula complicidad y química entre los dos personajes protagonistas. Ahora nos llega su segunda obra, menos popular pero de una calidad ligeramente superior en lo literario (cosa no muy complicada) con un resultado aceptable

Primero, porque vuelve a estar arropado por un reparto muy bueno, encabezado por Tom Hanks y Ewan Macgregor y con la presencia de la bella actriz iraní Ayelet Zurer, que nos hace olvidar a una sosísima Audrey “Amelie” Tatou de la anterior aventura del profesor Langdon. Segundo, porque la trama ya no se bebe tanto de sí misma como ocurría en ·El Código…” en la que los elementos “Históricos” cantaban la Traviata. En “Ángeles y Demonios” nos encontramos con una conspiración centenaria para borrar del mapa, literalmente, El Vaticano, con todo lo que ello conlleva (a nuestro pesar, nuestra sociedad depende demasiado de la Iglesia).

El resultado es una película de un ritmo frenético con secuencias muy conseguidas (como esa secuencia casi al final en la Piazza de San Pedro, espectacular), tal vez algo ilógica pero bien ajustada a la trama. El resto no se libra de los clichés del “mainstream”: efectos especiales, recreaciones del Vaticano realmente asombrosas y una banda sonora de Hans Zimmer que es de lo mejorcito del año. La dirección de Ron Howard, por su parte, impersonal.
Por lo demás, no me puedo extender mucho porque no hay mucho que contar: una peli para disfrutar durante dos horas y media con una historia que nos hará sentir participes de una gran intriga. Aunque se la ve el plumero.

Lo mejor: La banda sonora de Zimmer, la química (por fin) entre los protagonistas. Que entretiene y no se hace pesada.

Lo peor: Tan insustancial e impersonal como la primera parte

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