La Invasión de los Ultracuerpos » Crítica

Por Miguel Martín

La novela de Jack Finney de título "Los ladrones de cuerpos" (1955) ha sido llevada al cine en tres ocasiones con mayor o menor fortuna. Don Siegel lo hizo en 1956 con "La invasión de los ladrones de cuerpos", y Abel Ferrar lo llevó a la pantalla por última vez (de momento) en la innecesaria "Secuestradores de cuerpos" (1994). Pero sin duda la versión más inolvidable y terrorífica es "La invasión de los ultracuerpos" (1978), dirigida por Philip Kaufman y protagonizada por Donald Sutherland en uno de sus papeles más recordados.

Si bien la versión de Don Siegel se encuentra mayoritariamente centrada en el género de la ciencia ficción, "La invasión de los ultracuerpos" se adentra de lleno en un mundo de terror apocalíptico. Aunque las bases de las dos películas ya estaban pautadas de antemano por la novela de Finney, el desarrollo de ambas varía sensiblemente tanto en localización como en trama. Al estar ambientada en una ciudad grande como San Francisco, se acentúa el sentimiento de desazón e intranquilidad. Ya nadie puede estar seguro que las personas con las que se cruza por la calle sean humanas o invasoras, y ni siquiera se podrá saber a ciencia cierta si los que te rodean siguen siendo ellos mismos o meras copias carentes de alma. Una buena metáfora sobre la pérdida de personalidad en beneficio de la colectividad masiva de una gran urbe. Nada, o poco, que ver con la crítica al comunismo (o al macartismo, según la interpretación que se le de) de la película del gran Don Siegel.

El guión de W.D.Richter funciona perfectamente como historia de ciencia ficción, aunque se mueve como pez en el agua cuando la trama alcanza los mayores momentos de tensión en beneficio de un terror inteligente y pesimista. La dirección de Kaufman ha dejado para el recuerdo escenas de una crudeza desesperanzadora, así como un juego de engaños en los que nunca se puede estar seguro de que estemos ante uno de los héroes o ante uno de los reconvertidos villanos. Además, se aporta uno de los mejores detalles con respecto a la versión cinematográfica anterior: los chillidos de los invasores al descubrir a los humanos (y que cobraría mayor relevancia, aunque menor espectacularidad, en el posterior remake de Abel Ferrara). Los efectos especiales alcanzan momentos espectaculares, en especial cuando se nos muestra el instante en que se están "copiando" los cuerpos por mediación de las vainas.

El reparto del film es soberbio, sobresaliendo por méritos propios los protagonistas Donald Sutherland y Brooke Adams, arropados por unos secundarios muy bien elegidos (Leonard Nimoy, Jeff Goldlbum y Verónica Cartwright). Como curiosidad, mencionar el cameo de dos personas directamente vinculadas a la primera película: el actor Kevin McCarthy (uno de los protagonistas de "La invasión de los ladrones de cuerpos") en una de las más aterradoras escenas del film (avisando en medio de la carretera de lo que está sucediendo), y el propio director Don Siegel como taxista de sospechosas intenciones.

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