13 Asesinos » Crítica

Por Ferrán Ballesta

Vuelve el de siempre, Takashi Miike con una película de samuráis que homenajea y actualiza a la vez a mitos del cine oriental como Akira Kurosawa, Goshi o Inagaki, en donde se recogen esas bases para crear, a partir de un remake de una película de Eichi Kudo del 1963, una versión libre pero sobre unas rigurosas bases de realización.

Tal y como he dicho, aparte de homenajear, también actualiza este tipo de cine. Para empezar Miike se aleja de historias excesivamente dilatadas, con planos casi insoportables y somnolientos, hacia un ritmo narrativo mucho más ameno y actual. Pero que nadie se piense lo que no es, 13 assassins es una película de diálogos, y durante hora y media escucharemos infinidad de nombres, veremos infinidad de personajes, pero también un guión bastante plano y con detalles de violencia y sangre. Esto último fue el mismísimo Kurosawa que en Yojimbo ya nos deleitó con un detalle gore entre un perro y una mano cortada. Sin llegar tan bizarrísimo, de manera delicada y sutil, el director de películas como Audition o Ichi the killer, nos muestra la violencia vista a modo poético con ríos teñidos de sangre, sin necesidad de mostrar ese plano detalle morboso y acompañados también novedosamente de música con melodía a diferencia del cine clásico japonés.

Y aquí está la poesía narrativa que nos ofrece Miike, con una historia típica de sucesiones en el Shogun y desacuerdos de clanes, se desarrollará algo parecido a lo visto en Los siete samuráis, en que trece guerreros (samuráis y ronins), se enfrentarán al malvado futuro heredero del Shogun. Como era habitual en ese cine, aquí la violencia se prepara en un coctel explosivo de gran belleza visual hacia el último tercio. No estamos ante otra Zatoichi, ni la sangre ni el gore son protagonistas, aquí Miike nos dilata un argumento a base de diálogos, con momentos de especial dureza visual, pero que sirven para que ese último tercio compense ese prometido espectáculo. La realización es genial, toda la grandeza de Miike se demuestra en esa fascinante última parte, en que la crudeza de la batalla aumenta progresivamente y de manera muy inteligente Miike consigue trasmitir con planos a tembleque, desenfoques y zooms, que acompañados de una emotiva música, no sirven más que para engrandecer un título des de hoy imprescindible.

Solamente un punto negativo a destacar, que destroza gran parte del mérito conseguido durante todo el metraje, y ese es el último tramo del final. Un final cargado de emotividad entre diálogos, música y secuelas de la batalla hecho a pedazos con una rotura de ritmo que a nadie gustará, dejando la sensación de: con lo fácil que hubiera sido…

Lo mejor: un homenaje a un tipo de cine transformado a contemporáneo, respetando perfectamente unas bases de realización. Un 10 para Miike.

Lo peor: Al igual que el final de Zatoichi, habrá debate negativo sobre el final de 13 assassins.

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