Dead Shadows » Crítica

Por Rubén Pajarón

Dead Shadows de lovecraftiana no tiene ni una letra. Su campaña de marketing ha sido un espejismo, un delirio colectivo al que podríamos seguir jugando post-screening hasta completar el jamais vu, que es la única forma de conservar un buen recuerdo de esta película.

Los padres de Chris fueron misteriosamente asesinados hace once años, la noche en que el Cometa Halley fue visto en el cielo. Desde ese día Chris le tiene miedo a las sombras, incluso a la suya propia, y ahora que es adolescente y el cometa vuelve a pasar cerca de la Tierra la historia se repite, pero mucho peor. La gente del pueblo empieza a comportarse de forma extraña y a mutar en grotescas criaturas viscosas y tentaculares.

Su sinopsis coquetea sutilmente con el glorioso (y lovecraftiano) videojuego “Shadow of the Comet”, con el que además comparte medio título y nacionalidad. Sumémosle un poster cañero y sugerente, más dos prometedoras ilustraciones Concept Art, y ahora reseteemos nuestra mente, por favor. Toda promesa ha quedado en el tintero, y encima con tinta invisible, porque en el fondo la culpa pesa sobre los fanáticos, que nos empalmamos demasiado rápido con el primer tentáculo.

Ya nos lo advirtió su director, el debutante David Cholewa: “hacer esta película ha sido como ir a la guerra con pistolas de agua”, y al menos es sincero. Si premiáramos el esfuerzo bien merecería alzar un pulgar, pero desgraciadamente como película no atina ni a raspar el aprobado, con o sin el maestro de Providence.

Generalmente un bajo presupuesto suele buscar compensación en el ingenio narrativo, pero hay veces que ocurre lo contrario. Un tic frecuente en el cineasta novel que debuta en el cine sin más equipaje que una demo reel de postproducción, vfx e infografía, confiando ciegamente en la ceguera del espectador, al que presupone que puede engañar ocultando todas las carencias bajo un batiburrillo de efectos especiales de andar por casa. Puede, de hecho, que lo más interesante en Dead Shadows ocurra durante el primer acto, antes de que aparezca el primero pegote digital/prostético y la trama descarrile en una descafeinada juerga de monstruos, carreras y ostias sin pies ni cabeza.

A fin de cuentas Dead Shadows es un Survival Horror, descerebrado, aburrido, infantil y falto de inspiración, pero un Survival Horror, y sobretodo una triple lección para el espectador: no es oro todo lo que reluce, ni gloria todo lo que llega de Francia, ni lovecraftiano todo lo que incluye tentáculos.

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