Los psicópatas inteligentes y el cine de terror



Barón Victor Von Frankenstein





Interpretado por Peter Cushing en “La maldición de Frankenstein” (1957) de Terence Fisher y en múltiples secuelas que mantuvieron en general el nivel de calidad.

¿Quién es?


El Dr. Frankenstein de Hammer Films es uno de los personajes más interesantes de la mítica productora británica de cine de terror. A diferencia del Dr. Henry Frankenstein de Colin Clive en el clásico de la Universal de 1931, que no era malvado, sino únicamente torpe y negligente, el personaje encarnado por Peter Cushing es el verdadero monstruo de la historia, un ser totalmente inmoral pero con un carisma magnético. Un sádico que haría cualquier cosa por la ciencia, como asesinar a su mentor para obtener “órganos frescos”, y que disfruta matando, pues este tipo de acciones las repite a lo largo de la saga, e incluso utiliza a los diversos monstruos que va creando para eliminar a personas de su entorno. Él niega la humanidad más básica de sus criaturas, y las obliga a comer en el suelo mientras están encadenadas. Todos sus experimentos acaban en un reguero de cadáveres de personas de su entorno, a las que no duda en pisotear siempre que le convenga. Un psicópata de manual.
El resultado de esta alteración de roles, en la que se potencia al Doctor en detrimento de la criatura, no tarda en notarse: si en la obra maestra de 1931 la criatura de Boris Karloff eclipsó automáticamente al científico loco de escaso carisma de Colin Clive, aquí es el propio Doctor el que roba la película, convirtiéndose él en protagonista de la saga, en vez de su creación, que es destruida en la primera película y no vuelve más.

Momentos de genio:

Victor Frankenstein posee una mente científica y una habilidad quirúrgica muy superior a la de su época. No sólo puede reanimar tejido muerto y crear vida ensamblando diversas partes, sino que también puede hacer trasplantes de cerebro, crear híbridos de humano y simio y atrapar el alma humana tras la muerte física. Es una leyenda negra en su época, la de sus diabólicos y crueles experimentos.
Pero también una brillante mentalidad para resolver los problemas “prácticos” de ser un “mad doctor”. El barón se acuesta con su sirvienta, pero cuando se cansa de ésta, y ella lo amenaza con hacerlo público, él no duda en utilizar a uno de sus monstruos para que la mate.
La ley nada puede hacer contra él. En la primera película es apresado y condenado a ser decapitado, pero Victor logra convencer al verdugo para que mate al sacerdote local en vez de a él y entierre el cadáver de éste como el suyo. El Doctor es muy hábil creándose identidades falsas y reclutando aprendices, tan prometedores como prescindibles. Ni la muerte puede frenarlo, pues tras ser apaleado por una multitud en la segunda película, y dado por muerto, su aprendiz consigue reanimarlo usando su ciencia, y él, ya convertido literalmente en su propio monstruo, escapa a Londres, bajo la identidad del Dr. Stein (un final sin moraleja, totalmente atípico del cine de terror de los años 50). Estas técnicas las repitió durante años (con otros alias, como el Dr. Carl Victor, mientras todos le creían muerto), dejando como tontos a sus perseguidores.
Cuando en “Frankenstein creó a la mujer” es citado para declarar en un juicio, deja como absolutos estúpidos a sus interrogadores, e incluso se gana la simpatía de los supersticiosos asistentes. Ya anciano, en “Frankenstein y el monstruo del infierno”, se ocultó en un manicomio, usurpando la identidad del director.






Un momento de estupidez:

A lo largo de la saga, su vena sádica le juega malas pasadas. Comete crímenes innecesarios para su obra, sólo por el gusto de hacerlos, y crea monstruos con personas que le conocen, los cuales eventualmente se escapan y buscan venganza contra él. Uno de ellos destrozó sus manos al final de “El cerebro de Frankenstein”, la película de la saga en la que es más malvado y deleznable (empieza con él saliendo a la calle a por piezas frescas y decapitando a un transeúnte, y a partir de ahí la película va “in crescendo”).

¿Se salió con la suya?

Sí. Repetidamente tuvo reveses y se le dio muchas veces por muerto en circunstancias de las que habría escapado si hubiera mantenido un perfil más bajo, pero en la última película acaba libre, sin perseguidores ni enemigos conocidos, barriendo el suelo de su laboratorio destrozado por el último monstruo que ha creado (ya aniquilado) y planeando qué nueva aberración va a crear para entretenerse y “por la ciencia”.

 
▷ SÍGUENOS
Facebook Twitter Instagram Telegram RSS
▷ ESPECIALES
▷ PRÓXIMOS ESTRENOS
Abigail

19/04/2024

Civil War

19/04/2024

La Hierba del diablo

26/04/2024

Immaculate

01/05/2024

▷ NOTICIAS MÁS VISTAS