La Familia Addams: Retrospectiva



La nueva familia Addams (1998-9)

Esta serie de televisión, con dos temporadas y un episodio más que la serie original (65 frente a 64), acumula tantos aciertos como errores, aunque es un proyecto bastante disfrutable y hasta reivindicable.

A priori, el concepto es sugestivo, pues intenta mezclar lo mejor de dos mundos (la serie de los 60 y las películas de los 90): todos los personajes tienen un tratamiento semejante a la serie original de los 60, en cuanto a aspecto, personalidad e incluso voz (así, Ellie Harvie intenta canalizar la Morticia de Carolyn Jones, Glenn Taranto el Gómez de John Astin, Michael Rob el Fétido de Jackie Coogan, etc…..), con la excepción de Miércoles, que vuelve a ser interpretada por Nicole Fugère, y básicamente mantiene la psicopatía incipiente, la crueldad y el sadismo de la Miércoles Addams de Christina Ricci, así como Pugsley, que se sitúa a medio camino entre Ken Weatherwax y Jimmy Workman, con más rasgos de Weatherwax (60) que de Workman (90), aunque manteniendo la aparente invulnerabilidad de Workman ante todas las trastadas que le hace su hermana. Por su parte, el mismísimo John Astin tiene el papel del bisabuelo Addams, más un homenaje que un papel.





Además, la dinámica de los episodios se basa principalmente en remakes directos de episodios de la serie original junto con historias que tuvieran un tono semejante a dicha serie, aunque añadiendo algo más de acidez, haciendo que los Addams (también los adultos) fuesen más peligrosos y destructivos, como el tío Fétido, que en un episodio se dedica “por diversión” a disparar su bazuca contra las casas del vecindario, con el beneplácito de Gómez, abogado de la familia, que afirma que la Constitución recoge como un derecho la búsqueda de la felicidad, y Fétido “la encuentra así”. Poner el acento en el humor negro es positivo, aunque la serie no lo hace lo suficiente como para que el añadido cuaje del todo y se habría agradecido más humor negro, porque a veces la parte más sesentera de los episodios aparece disgregada de la noventera, como agua y aceite.
Son bien recibidos los gags de humor negro existentes (entre los cuales hay mucha “violencia anticarteros”), como las plantas de Morticia devorando a un cartero al que le quedaba un día para jubilarse, gag frecuente, ya que diversos carteros sucumbirán a la fauna y flora de la mansión, incluyendo al ataque del buitre gigante de ésta. En otra ocasión, vemos a un cartero atrapado durante 30 años en la mansión, totalmente enloquecido, que logra finalmente escapar, ante los ojos de un recién llegado al puesto, que acaba cayendo en la misma trampa…. Aun así, la violencia que contiene (en especial las constantes torturas de Miércoles a Pugsley) fue lo suficientemente polémica para que en Inglaterra se estrenase censurada. Hay por ejemplo, una escena en que Miércoles le dice a Pugsley que van a hacer palomitas de maíz, le da sólo las semillas, y le pide que se las trague, y que cuando las tenga en el estómago, las calentará con su soplete (y enciende el soplete casi delante de la cara de Pugsley). En otro capítulo están jugando a Guillermo Tell (con Pugsley de víctima, como siempre, con la manzana en la cabeza), y Miércoles le clava (intencionadamente) la flecha en el cráneo en vez de acertar a la manzana (se ve en un plano de espaldas), aunque Pugsley sobrevive. Aligera la escena el que Gómez se asome, diga “eso debe de doler”, y salga. Pese a todo, la mayor parte de la violencia que contiene está estilizada o es propia de dibujos animados. Sólo hay un episodio en el que Gómez recrimina las acciones de su hija: cuando suelta caimanes en las alcantarillas para que luego ataquen a la gente. Le dice que eso es maltrato animal, y es por ello inaceptable (nótese que no se preocupa en absoluto por la gente atacada por los caimanes).

La serie no sigue ninguna continuidad previa, aunque la película anterior, la tercera de los 90, fuese presuntamente un piloto para ésta, y de un modo u otro, intente hermanarse con las dos mejores versiones previas de los Addams. En su aparición, John Astin llama a su nieto Gómez “el joven Gómez”, y él mismo se comporta como Gómez anciano, con lo que deja la puerta abierta a quien quiera pensar que esta serie continúa con la de los 60.

En cuanto a las nuevas historias, nos encontramos con una visita de unos extraterrestres (intencionadamente, de estética a lo “Plan 9 del espacio exterior” de Ed Wood), con las andanzas de Long John Addams (antepasado de la familia) o un encuentro con la Muerte, que quiere llevarse el alma de Gómez al infierno, en el episodio final de la serie. Este final es de los mejores capítulos de las dos temporadas, pues Miércoles, revisando antiguos tratados de magia, descubre que se puede desafiar a diversos juegos a la Muerte (a la manera de “El séptimo sello” de Ingmar Bergman), y a ello se dedica Gómez a lo largo de todo el metraje, hasta que al final salva la vida, y nos encontramos con la primera y única sonrisa sinceramente alegre de Miércoles en toda la serie al haberlo salvado.

El problema es que, aunque la premisa de la serie suena muy bien, sus fortalezas son también sus debilidades. Remakear episodios clásicos y clonar las caracterizaciones de los personajes le resta personalidad (de ahí que sean tan bienvenidos los episodios nuevos, escritos en el mismo estilo que los clásicos, que ya exceden del molde de “repetición de la jugada”), y quizá la serie abusa de efectos sonoros y visuales propios de los dibujos animados, que encajan más con el estilo de la serie original de la familia Monster, que con la familia Addams. A veces (muchas), se intenta forzar demasiado el humor, y la cosa sobrepasa el nivel de exageración propio y aceptable de la familia Addams. Y otras veces, el infantilismo asoma por la puerta. No obstante, con frecuencia el tono es el correcto y apropiado para los personajes.

Irónicamente, los aficionados a la serie original de los 60 que no admiten ninguna otra versión (más les valdría leer las viñetas originales y asumir esa faceta turbia de los Addams), suelen quejarse de que esta serie convierte a los Addams en unos delincuentes, alejándose mucho de la de los 60, siendo que en realidad este producto es lo más clónico que se ha hecho a dicha serie, desde entonces, y el que tendría más potencial para interesarles.

Esta serie está editada en DVD diversos mercados europeos (y descatalogada, soliendo alcanzar elevados precios cuando ejemplares son revendidos en Internet), y aún espera una edición doméstica de calidad y con extras, sea en España o incluso en Estados Unidos.

Gómez y Morticia: Glenn Taranto y Ellie Harvie. A primera vista, cuesta aceptar a Glenn Taranto como Gómez (parece más Saddam Hussein que Gómez, para ser exactos), aunque su interpretación, mimética de John Astin, convence sobre el personaje, aunque sea a un nivel elemental. Incluso la serie juega con eso, al hacer que cuando el bisabuelo Addams (John Astin) visite a la familia, siga comportándose con el lenguaje visual y la manera de hablar de siempre, con lo que parece como si se reflejasen en un espejo. La de Taranto es una aproximación respetuosa al personaje, divertida a ratos, aunque sin un brillo especial. Hay que considerar que el propio Taranto es fan de John Astin, y conserva una foto firmada suya, de cuando era pequeño. Su Gómez es un tanto más siniestro que Astin (conoce, acepta y encubre a golpe de talonario las actividades destructivas y criminales de su descontrolado hermano o de su hija psicópata, y es que los Addams son muy tolerantes), pero en general es una visión amable y luminosa del personaje. Se echa mucho de menos que no le hubieran dado algunos guiños a Raúl Juliá, lo que habría acabado de redondear la caracterización y habría diferenciado completamente la mera imitación de una buena y fiel caracterización.

Ellie Harvie sigue la senda de Carolyn Jones, aunque su cara se parezca más a la de Anjelica Huston, pero su interpretación es total y absolutamente como Carolyn (manierismos, modo de andar, personalidad, tono y cadencia al hablar). La serie se centra en su faceta artística, en los episodios que giran en torno a ella, y remata el homenaje a Carolyn Jones haciendo que la segunda esposa del Bisabuelo Astin sea de hecho idéntica a Carolyn Jones y vista como Morticia, completando el gag del reflejo en el espejo.

Algunos episodios giran en torno a Vlad, un pretendiente de Morticia, que aparece por la casa para incordiar a los Addams, ya sea en vida o muerto y convertido en fantasma, un concepto que aún no se había tocado en las historias de los Addams.





Aunque la serie siga muchos de los guiones de los 60, es más atrevida en lo relativo a Gómez y Morticia como pareja, y hay hasta una escena en la que vemos a Morticia jugando a esposar a Gómez en su habitación, quedando no demasiado sutilmente indicado lo que va a pasar a continuación. Otros episodios acaban con Gómez y Morticia tumbados en un ataúd, y Gómez cerrando la tapa del mismo. Nuevamente, la interacción previa y los diálogos no dejan ninguna duda sobre lo que van a hacer a continuación… No obstante, en general la serie la podría ver un niño sin demasiados problemas, y de hecho se emitía en un canal de televisión de Fox orientado al público infantil.

Miércoles y Pugsley: Nicole Fugère y Brody Smith. Miércoles está de nuevo totalmente cortada por el patrón de Christina Ricci, y aunque ni por asomo llega a brillar tanto como ella, sí destaca bastante dentro de la serie en la que aparece, al igual que hacía en la tercera película. A veces la serie intenta hacerla parecer incluso más siniestra que Ricci. Pugsley es aquí un niño travieso, y algo destructivo, pero comparado con su hermana es casi un santo, y más su víctima que su cómplice de fechorías. Ella consigue incluso asustarlo y hacerlo huir corriendo en múltiples episodios de la serie, y siempre se sale con la suya cuando intenta apresarlo y hacerle alguna barrabasada, incluyendo lanzarlo al espacio, aunque también recurre a instrumentos de tortura más tradicionales (algunos de Poe), dado que a lo largo de la serie intenta apuñalarlo (con grandes hachas, cuchillos, un guante con cuchillas a lo Freddy Krueger y hasta un picahielos a lo Catherine Tramell), dispararle, empalarlo, ahorcarlo, derretirlo en ácido y demás lindezas, y con frecuencia consigue atarlo o encadenarlo. Casi todo en clave de dibujos animados, recordemos, la violencia de las películas de 1991 y 1993 no tenía ese matiz atenuante tan claro como aquí, y en todo caso Pugsley es tan indestructible como su tío Fétido. Miércoles incluso llega en una historia a recubrir de bronce completamente a Pugsley y entregárselo a su madre como regalo de cumpleaños (el resultado parece Han Solo congelado en carbonita, pero en gordo). En varias ocasiones lo empareda y lo abandona así, con Pugsley lamentándose y pidiendo ayuda tras los ladrillos y el cemento.

No existe un equilibrio como en otras versiones y Miércoles nunca recibe daño de Pugsley. Sí, irónicamente, de su tío Fétido. En un episodio Fétido le está enseñando las virtudes de la dinamita (que Miércoles considera ineficaz y desfasada), cuando les estalla el cartucho y los dos acaban chamuscados y por los suelos, inconscientes. El único episodio en el que Pugsley “gana”, el penúltimo de la serie, es aquel en el que Miércoles se asocia con su prima Lunes para acabar con él definitivamente, pero sorprendentemente es Pugsley el que consigue encerrarlas a las dos dentro de un baúl y dejarlas ahí al finalizar el capítulo, aunque al siguiente Miércoles ya ha escapado y vuelve a su rutina de costumbre, queriendo decapitar a Pugsley. Con frecuencia en la serie, era Cosa quien salvaba constantemente a Pugsley de la muerte o de sufrir mayores daños, así que seguramente también debió ayudarla a ella.

A veces, Pugsley también participa de las acciones de Miércoles. En un capítulo, la policía trae a casa a los niños Addams, porque han pillado a Miércoles y Pugsley intentando incendiar un hospital. Gómez sonríe como si hubiera sido una simple travesura, y les da a los agentes un gran fajo de billetes, dando a entender que siempre que hacen algo muy gordo sus hijos, consigue taparlo con sobornos (algo que siempre ha estado implícito en la saga), lo cual resulta sorprendentemente siniestro. En otro, un atracador asalta a los niños, y ellos le dan la bolsa que llevaban, pero repleta de explosivos con un temporizador muy corto…. El atracador se aleja y los niños Addams chocan las manos al escuchar la detonación.

Desde luego, lo que no hay que pensar es que este Pugsley es inofensivo, pese a que su hermana lo eclipse. Hay incluso un episodio, el de la academia militar, en el que congela con nitrógeno y luego “rompe” a un instructor bastante malencarado.

Pero no es la maldad el aspecto que más trabaja la serie sobre Pugsley, sino su dualidad como monstruo y víctima al mismo tiempo, y no sólo de Miércoles. En un capítulo Pugsley conoce a una chica, Julie, y se enamora tan perdidamente de ella, que deambula atontadamente por casa y ni se entera de las torturas que le causa Miércoles. Inaceptable para la pequeña Atila de los Addams. Miércoles descubre que Julie en realidad se está aprovechando de Pugsley y burlándose de él a sus espaldas, y consigue hacérselo ver a su hermano, la parte más difícil de lograr, en un diálogo que recuerda al de Morticia y Debbie en las puertas de la mansión de ésta en la segunda película. Cuando Pugsley se da cuenta y se desengaña de ella, Miércoles lanza a la embaucadora a un pozo con cocodrilos, y dejamos de verla (aunque escuchamos sonido de reptiles masticando).

También esta Miércoles tiene como compensación, sus raros momentos de vulnerabilidad: hay un episodio en el que se vuelve sorprendentemente torpe y no consigue tener éxito contra su hermano, ni con vudú, ni con instrumentos de la Inquisición. Deprimida, se retira a un panteón a abandonarse y morir, aunque luego Pugsley consigue animarla, dejando que lo torture un rato.

En otro episodio, “Wednesday´s crush”, un motorista, Sam Sedgwick, de 16 a 18 años, se estrella cerca de la casa, y la familia lo acoge para curarlo. Miércoles (que aquí tendrá de 12 a 14 años), extrañamente, queda prendada y se enamora de él (llega incluso a decir “cuidado, podría haberse hecho daño”, para gran sorpresa de todos). Miércoles, encaprichada, se encarga de cuidarlo para que se recupere, e incluso tiene sus escarceos intentando ligar con él, sin abandonar su oscuridad, dado que incluso en algunos momentos llega a mostrarle su afición por la tortura y aplicarle descargas eléctricas (algo a lo que curiosamente él no se opone). Obviamente, no llegan a ser pareja, entre otras cosas por la notable diferencia de edad, ya que Sam se lo toma todo como “chiquilladas”. Al final, el motorista tiene que irse, y le deja a Miércoles su chaqueta, de recuerdo. Mientras se aleja en su moto, Morticia comenta con su hija Miércoles lo sucedido, y lamenta que sólo tenga un recuerdo de él, su chaqueta. Miércoles la tranquiliza, diciéndole que se ha quedado con otro recuerdo suyo: sus frenos. Y los muestra a cámara mientras mira siniestramente, y oímos un grito de terror y un estridente choque de moto. Ya se le ha pasado a Miércoles, para desgracia del motorista. O quizá quería volver a lesionarlo, para retenerlo (si ha sobrevivido al choque), con lo que en todo caso la cosa ha entrado en una deriva enfermiza a lo “Misery”. En el epílogo vemos a toda la familia en sus rutinas normales (Pugsley y Fétido dinamitando al cartero), como si nada hubiera pasado, y de Sam Sedgwick nunca más se supo….

El tío Fétido: Michael Rob. Muy a lo Jackie Coogan, pero en versión destructiva. No está tan loco por los explosivos como el Fétido de la serie animada de los 90, pero casi. Hay un capítulo, bastante atípico, en el que homenajean a “El prisionero de Zenda” y Fétido debe hacer de doble de un gobernante extranjero, que es casi idéntico a él. Hay un capítulo en el que el tío Fétido va a recoger a su sobrina Miércoles de la comisaría (está en celda, rodeada de reclusas asustadas por ella, porque la han pillado tras fugarse de casa, y con un maletín lleno de instrumentos de tortura medievales), y allí conoce a una mujer calva (como Demencia, de la segunda película) y se enamora inmediatamente aunque la cosa no acaba bien para el tío Fétido. En otro capítulo, se enamora de una jueza de un programa de televisión, y se dedica a cometer delitos para aparecer en su programa y saludarla al fin. Aunque ella se siente halagada, Fétido tampoco consigue su objetivo.

Uno de los efectos especiales que mejor trabaja la serie son las explosiones, lanzando gran cantidad de escombros, humo y metralla (que a los Addams les rebota). Casi todas son “responsabilidad” de Fétido, que en un episodio hasta funda una empresa de demoliciones.

El resto de la familia: John Astin (Bisabuelo Addams) brilla nuevamente, en la última aparición de su carrera vinculada a la familia Addams hasta la fecha. En su primera aparición en la serie interactúa mucho con el nuevo Gómez, como se ha dicho, mientras que en la segunda directamente protagoniza el episodio, puesto que Gómez y Morticia aprovechan que el bisabuelo está en casa para irse de una nueva luna de miel. Astin lo hace tan bien como de costumbre, e incluso participa en algunos gags de humor negro, aunque nunca llega a hacer nada intencionadamente violento él mismo, ni falta que hace (aunque atropella a Pugsley con su moto sin pretenderlo). Aún así, la serie establece que el Bisabuelo es un pirómano.

Cabe recordar que John Astin también ha conocido un gran éxito por su obra de teatro en la que interpreta a Poe, y sigue vivo y en plena forma, con lo que si hubiera otra versión de la familia, sería capaz de alegrar el día a los seguidores de la franquicia con un cameo.

John DeSantis (Lurch), Betty Philips (Abuela), Steven Fox (Cosa), Ophelia (Lisa Calder) Tabitha St. Germain (primas Catastrophia y Melancolía) y David Mylrea/Paul Dobson (primo Eso) están meramente correctos en sus papeles, sin destacar demasiado. Extrañamente, Ophelia vuelve tras estar casi 30 años sin entrar en adaptaciones de la familia, pese a ser un personaje original de Charles Addams, aunque muchos de sus episodios no son adaptados desde la serie original e incluso en el remake del episodio “La carrera de Ophelia” se la reemplaza por la prima Catastrophia. Al hacer que Morticia y Ophelia sean actrices diferentes, se pierde el gag de la serie original y realmente, la nueva Ophelia no funciona.

Lo mejor: El buen concepto sobre el que está construida la serie, recuperando lo mejor de las diferentes adaptaciones previas. John Astin, Nicole Fugère, Glenn Taranto y Michael Rob. Los sorprendentes e impactantes insertos de humor negro muy negro y cruel.

Lo peor: Los efectos especiales patateros que muestra (salvo en las explosiones), el tono a veces demasiado infantil y la ocasional falta de humor negro.
Los videojuegos: Tuvo una adaptación a Game Boy Color en forma de aventura gráfica (delicioso género), con un sugestivo argumento, que contaba las andanzas de Miércoles y Pugsley recorriendo la mansión para encontrar un título de propiedad, en tres hojas, puesto que una malvada empresa quiere apoderarse del terreno, espoleados por Peterson, vecino de los Addams que los odia a muerte (muy parecido al juez de la primera película, pero más gordo).

El juego empieza con Miércoles jugando a la guillotina con Pugsley, y permite iniciar la investigación con él, pero es Miércoles el personaje al que el jugador llevará a continuación, para resolver el misterio. Es un buen juego, lastrado por las limitaciones en el control que impone la consola (como jugar a “Maniac Mansion” en la NES, por poner un símil). Adapta muy bien a los personajes, y da diálogos diferentes según sean Pugsley o Miércoles quienes interactúen con los objetos. Por ejemplo, se puede hacer que Pugsley meta la mano en el fuego de la chimenea, y lo hará todas las veces, sin que haya un comando programado para que deje de hacerlo pasado cierto número de veces (o no aprende el chaval, o le gusta, o ambas cosas). En cambio, si se da la misma orden a Miércoles, ella rehúsa desde el principio quemarse la mano, con un escueto y gélido “No”.

Hay situaciones ingeniosas, como pedirle el puro a Gómez (se usa para encender una vela), que rechazará entregarlo hasta que se le diga que Pugsley lo quiere para quemar la casa del vecino. O conseguir el pincel de Morticia (para untar una poción en una superficie), la cual no quiere entregarlo porque está pintando uno de sus cuadros. Para obtenerlo, hay que mostrarle a Morticia una estatuilla de un querubín. Ante tan “horrorosa” visión, a Morticia se le corta la inspiración de golpe, y entrega el pincel.
Hay un diálogo en el que se cuenta que Cleopatra, la planta de Morticia, y Pugsley no se tienen demasiada simpatía, y la Abuela tiene mucho peso en el juego, más que en casi cualquier otra adaptación. Cosa y el tío Fétido resultan claves para un par de puzles, y aparece el padre de Cosa, algo que nunca se ha vuelto a ver (también es una mano).
Los dos primeros tercios tienen lugar en la mansión, pero el tercer acto transcurre en el país de Halloween (guiño muy claro a “Pesadilla antes de Navidad”, con recordarla queda explicado cómo es el lugar), donde Miércoles debe conseguir el tercer fragmento del título de propiedad, y para ello llega a un trato con el alcalde para lograr convencer a un personaje a lo Jack Skellington para que dirija el festival de Halloween, a cambio del fragmento.

Hay otros guiños cinematográficos a montones (las gárgolas vivientes de “El jorobado de Notredame”, “El resplandor” con Miércoles derribando a hachazos una puerta, la reanimación con electricidad de Frankenstein, un pariente idéntico a Nosferatu), y hasta “meta-referencias” a la propia invulnerabilidad/resistencia a la muerte de los niños Addams. Hay secuencias de acción añadidas, con controles simplificados de un plataformas, pero a diferencia de las aventuras gráficas de Sierra, sufrir en ellas situaciones que causarían la muerte normalmente (ser alcanzados por una columna de fuego, golpeados por zombis, mordidos por cocodrilos, envenenados por serpientes, empujados por fantasmas), solo son molestias temporales para los niños Addams (Pugsley queda aturdido boca arriba, con estrellitas sobre su cabeza, y Miércoles si es impactada, queda doblegada de rodillas con cara de rabiar y actitud amenazante), así que pueden repetirlas una y otra vez, sin que haya ningún contador de vidas, algo inédito para la época en un plataformas de Game Boy.

Al final los niños salvan la casa, y el parque de atracciones es instalado en el terreno del vecino, que acaba atropellado por una vagoneta de la montaña rusa, mientras los Addams le ignoran y se dedican a sus cosas.

Ojalá lo hubieran editado en su momento para PC, para jugar con ratón, porque es de lo mejor que se ha hecho en videojuego sobre los Addams, junto con la adaptación de la primera película a Super Nintendo y Mega Drive.

Legado: Poco. La serie tuvo éxito y resultó divertida, pero tras concluir dejó la franquicia en dique seco durante una década, aunque gozó de múltiples reposiciones y más audiencia en ellas. Si los productores no hubieran pecado de cobardía, podría haber tenido una digna nueva temporada.


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