Imhotep (Boris Karloff / Arnold Vosloo) VS Kharis (Lon Chaney Jr. / Christopher Lee) VS Amenhotep (Paul Naschy)
Imhotep y Kharis las dos momias de la galería de monstruos clásicos, aparecidas en la saga de la Universal, y luego en los remakes (Hammer, Universal de nuevo, etc…). Aunque comparten un origen muy parecido, puesto que tanto Imhotep como Kharis son dos sacerdotes del Antiguo Egipto, que por amor cometieron un terrible crimen contra los dioses, y por ello fueron castigados siendo momificados en vida en un terrible ritual, en realidad son dos personajes muy diferentes en habilidades y estilo. Amenhotep es el homenaje de Paul Naschy a ambas, en “La venganza de la momia” (1973), que combina elementos de una y otra, y exhibe su gran cariño por el cine de terror de Universal. No obstante, Amenhotep es menos romántico y más cruel. En vez de un sacerdote, es un faraón de extremo sadismo (una especie de Gilles de Rais egipcio), que se dedicaba a ordenar y presenciar como un espectáculo, múltiples sacrificios humanos. Los propios sacerdotes de Egipto, hartos de su barbarie, y su mala gestión militar, que podían arruinar al reino, lo asesinaron, envenenándolo y momificándolo en vida también. Y pese a todo, Amenhotep busca de forma sincera la reencarnación de su reina, que era su cómplice en sus crímenes.
Empecemos con los dos más clásicos. Kharis es la momia lenta y torpe tradicional. Carece de voluntad propia, y es un instrumento de muerte en manos de sacerdotes de una secta que en la actualidad sigue adorando a los antiguos dioses de Egipto, y buscan castigar a los arqueólogos y la profanación de tumbas egipcias de la realeza. Kharis necesita para existir de hojas de tana, que si se le suministran, le devuelven a la vida y le hacen susceptible a las órdenes de los sacerdotes. Cuando el efecto se acaba, es un cadáver inerte de nuevo. Mientras, es una especie de Terminator egipcio, que imparable ignora todo daño, para satisfacer los designios de muerte de sus amos, en general estrangulando a las víctimas designadas. A la hora de enfrentarlo con Imhotep, supondremos que los sacerdotes de Karnak desean destruir a Imhotep, por considerarlo una aberración, y envían para ello a Kharis.
Imhotep sería un rival duro de roer, y muy diferente a él. Es su propio poder mágico, tras despertar de su sueño milenario, lo que lo sustenta. No obedece otra voluntad que la suya propia, y dispone de muchos poderes variados, más allá de la fuerza bruta, como control mental (sobre “la sangre vieja”, es decir, descendientes de habitantes del antiguo Egipto), poder para provocar infartos a las personas, o desencadenar ancestrales plagas. Imhotep solo puede ser destruido mediante magia egipcia, mientras que Kharis es vulnerable al daño convencional (disparos de escopeta), si éste es masivo (doce disparos de escopeta recortada a corta distancia pueden derrotarlo, hundiendo sus restos en un pantano). El fuego también puede acabar con Kharis, lo cual es una gran debilidad. De hecho, si no se le ordenase, ni siquiera intentaría apagarlo, hasta que lo consumiese completamente.
Pero la mayor diferencia Imhotep y Kharis es el libre albedrío. Imhotep piensa por sí mismo, tiene objetivos muy claros, devolver a la vida a su princesa, y dispone de tesoros egipcios y diversos objetos mágicos a su alcance, así como de servidores, cuya acción puede coordinar. Kharis, en cambio, como se ha dicho, es una marioneta de los sacerdotes, que no disponen de otro recurso salvo de él. Obedece órdenes directas, y su capacidad de raciocinio es escasa. En ocasiones, incluso se rebela contra las órdenes, si algo le recuerda a la princesa por la que perdió todo. La falta de autonomía de Kharis en sus movimientos crea la oportunidad para que Imhotep esté en condiciones de derrotarlo. Le bastaría con asesinar a los sacerdotes que tiran de sus hilos. Al ser “sangre vieja” serían vulnerables a sus poderes de control mental, o incluso aunque no lo fuera, dispone de otros amplios poderes para acabar con ellos sin dificultad, ya sean sutiles (infartos) o espectaculares (lanzarles una tormenta de arena que los aplaste y asfixie). Incluso puede delegar en algún siervo. En la nueva versión de Universal, con Arnold Vosloo, el propio Imhotep comanda legiones de momias con características semejantes a Kharis. Y Boris Karloff tenía sirvientes humanos, que como mínimo podrían comprarle tiempo para tomar acciones concretas contra los sacerdotes. Localizarlos no le sería un problema, dado su poder de clarividencia, que aplica en un estanque en su guarida. Sin ellos, Kharis se marchitaría lentamente sin la tana, y caería.
En cambio, en un encuentro cara a cara resulta más difícil determinar qué podría hacer Imhotep. Queda claro que Kharis caminaría en línea recta hasta cogerlo por el cuello, es su estilo habitual. Sin embargo, un ataque físico no sirve para destruir a Imhotep, se requiere magia egipcia muy concreta, para privarlo de su poder, o directamente destruirlo. Y eso queda fuera del alcance de Kharis. Quizá podrían los sacerdotes, pero se requiere hacerlo a muy corta distancia, lo que los expondría, y más considerando lo lentamente que camina Kharis. Imhotep no es Flash, pero caminando tranquilamente lo podría dejar atrás sin mucho esfuerzo, para darle su merecido al entrometido que visitase su santuario.
El tercer vértice de la pirámide, Amenhotep, muestra la brutalidad de Kharis, pero es más veloz y astuto, posee libre albedrío, y es mejor en combate que Kharis, el cual apenas puede usar una mano (la otra parece tenerla medio vendada, parcialmente inmovilizada). En cambio, Amenhotep usa ambas manos, y con fuerza sobrehumana. Puede aplastar fácilmente un cráneo humano. Incluso en una escena, en apenas cuatro o cinco segundos, aplasta completamente varias cabezas de un solo manotazo. También es hábil y estratégico, y puede usar armas, y engañar con el entorno a sus perseguidores, como ocurre en la escena de la alcantarilla. También es vulnerable al fuego como Kharis, lo cual es un gran problema, y requiere de hojas de tana (“la planta de la vida”, se dice en su película), y sacrificios de sangre para vivir. Es listo, pero no al nivel de Imhotep. Asegura poseer grandes poderes, pero no es más que un engaño. En vida, era un mal gestor, a nivel político y militar.
Amenhotep podría vencer a Kharis con insultante facilidad. No necesita respirar, y los ataques de Kharis sobre él serían inefectivos. En cambio, él podría desmembrarlo, aplastarle la cabeza o demás ataques incapacitantes. Con Imhotep, la cosa cambia de nuevo. No posee conocimientos de magia egipcia, más allá de la búsqueda de la reencarnación de su esposa, y de hecho es posible que los dioses del antiguo Egipto le odien más a Imhotep que a él, por sus asesinatos en masa, que cometió estando vivo, hasta el punto de que lanzaron a los sacerdotes contra él, con lo que resulta dudoso que pudiese lanzar un conjuro contra Imhotep. En cambio, éste tendría muchos modos de cómo mínimo retrasarlo, hasta debilitarlo por la falta de hojas de tana, o incluso incapacitarlo haciendo uso de sus poderes. De hecho, hay antorchas en el santuario de Imhotep, y Amenhotep reacciona exageradamente ante el fuego, con lo que no le sería difícil intuir la debilidad de su enemigo.
Conclusión
En la batalla entre cerebro y fuerza bruta que plantea enfrentar a las momias clásicas, los eclécticos poderes de Imhotep y sus conocimientos arcanos le dan una victoria clara sobre unas momias que es un peligro meramente físico, y que a más inri, una de las cuales posee una capacidad de reacción muy lenta y limitada. Imhotep destruiría a Amenhotep, y haría lo mismo con Kharis, o lo convertiría en su siervo.
De entre las dos momias restantes, Amenhotep supera en poder y astucia de forma clara a Kharis.