Duelos de Personajes Icónicos



Erik, el fantasma de la ópera (Lon Chaney) VS Doctor Anton Phibes (Vincent Price)





Dos genios científicos, desfigurados y con grandes talentos musicales. Se trata de dos personajes con una psicología muy similar, obsesivos en su enamoramiento, artistas trágicos y atormentados, muy peligrosos para aquellos que se opongan en su misión que les dicta el corazón. Los crímenes del Fantasma son para ayudar a una joven cantante de ópera, Christine Daaé, cuya pureza ha cautivado al monstruo. En cambio, Phibes pretende vengar a su esposa Victoria, víctima de una negligencia médica, o resucitarla mediante ciencia y magia. La deformidad del Fantasma es de nacimiento, mientras que Anton Phibes se quemó en un accidente. Aunque en muchas versiones, el Fantasma se quemó (fuego, ácido, etc…) en vez de tener causa genética su aspecto.

Erik procede de la novela de Gastón Leroux, que ha sido adaptada infinidad de veces, siendo las principales la película de terror muda con Lon Chaney (de 1925), el musical y la adaptación cinematográfica de éste (con Gerald Butler). También es muy interesante, para comprender el trasfondo del Fantasma y su psicología, la novela “Fantasma” de Susan Kay, que cubre los años previos a los sucesos en la ópera, que en la novela de Leroux eran mencionados solamente por encima.

Phibes fue creado para la película “El abominable Doctor Phibes” (1971) y en muchos aspectos es un homenaje al fantasma de la ópera, pasado por el filtro del gran Vincent Price.

Medio siglo separa a ambos personajes de coincidir cronológicamente. Hay algunas versiones que alargan la vida del fantasma mediante magia (la de Robert Englund o la aventura gráfica para PC), incluso llevándolo al presente, aunque no parece la mejor solución para este caso, pues implica darle ventaja mágica al Fantasma. Es decir, el de Robert Englund era casi inmortal, vinculado a su música. Aunque los dos personajes entienden de ocultismo, más vale mantenerlos a un nivel de poder equilibrado. Para enfrentarlos, vamos a pasar por alto estas cinco décadas, que en muchas versiones del fantasma serían menos (y en algunas más). Suponiendo que se encuentran en algún momento entre 1920 y 1930 (que es de hecho la época que estéticamente coincide con las películas de Phibes, pese a estar situadas en un marco temporal indeterminado que podría coincidir o no con la fecha de su estreno). Quizá Phibes necesite algo que el Fantasma posee, para conseguir resucitar a su amada Victoria. O puede que Christine haya muerto de algún modo imprevisto, y Erik busca resucitarla accediendo a los mismos poderes que Anton Phibes ha descubierto para devolver la vida a su esposa.

Los conocimientos científicos de ambos personajes abarcan grandes áreas. Erik posee muy amplios talentos, pues es un gran arquitecto, un hábil mago (prestidigitación), un letal y muy sigiloso estrangulador, un técnico brillante capaz de hacer muy diversas trampas, y obviamente un prodigio musical. Vive recluido en el teatro de la ópera de París, que él mismo ayudó a construir, en el cual dispuso múltiples pasadizos secretos y trampas mortales en torno a su guarida, incluyendo su cámara de los espejos, capaz de abrasar a un hombre en poco tiempo. Parte de los accesos a su hogar están inundados, y en general es muy difícil acceder allí. Y más difícil salir vivo.

Phibes también tiene grandes conocimientos de mecánica, y es también experto en trampas mortales. A diferencia de Erik, suele utilizar animales para sus crímenes, y también posee un gran conocimiento sobre ellos. Otra diferencia respecto del fantasma son sus amplios conocimientos de robótica, que incluyen desde animales sintéticos hasta humanoides, aunque el uso de estos robots en combate es limitado. Es decir, Vulnavia le duraría dos segundos o menos al Fantasma, y los autómatas musicales no tienen utilidad más allá de la estética. Los robots de Phibes son simplemente asistentes, o sirven como señuelos.

Si los dos personajes van a enfrentarse en el terreno del Fantasma, Phibes está en grave peligro. Su condición física es delicada. No puede hablar sin la ayuda de una máquina, y tiene ya una cierta edad, y no es precisamente ágil, siendo que algunas de las trampas del Fantasma no son solo un reto intelectual, sino físico. Habría que descartar que Phibes se colase en casa de Erik con facilidad, y reemplazase su máscara por algún instrumento letal al usarse, porque eso sería muy difícil que ocurriera, incluso pese a la mejor tecnología que posee Phibes. Por comparación, la guarida de Phibes, pese a estar muy oculta, es relativamente más fácil de asaltar.

Una diferencia muy notable entre las trampas de Erik y las del Doctor Phibes, es que las de Erik son independientes y no requieren interacción de su creador. Se depositan en una zona, y surten efecto sobre el que pase por ella cuando están activadas, aunque cuestan mucho de construir (el Fantasma también puede improvisar una trampa con una soga en pocos segundos, como hace con Raoul hacia el final de la película musical). Phibes, en cambio, tiene mecanismos letales que requieren su interacción directa y su proximidad a la víctima para activarse. Aunque son más variados y flexibles estos mecanismos, necesitan que él mismo se arriesgue emboscando a alguien, incluso la trampa más pasiva y letal, como la que emite rayos que congelan a las víctimas cercanas. En este sentido, Erik es más peligroso, porque al mismo tiempo que dispone de sus propias trampas, él mismo también es muy sigiloso y capaz de acercarse a alguien por la espalda y estrangularlo de un solo golpe (o incluso decapitarlo), con su lazo de Punjab, tal y como describe el Persa en la novela.

En terreno neutral (como el templo egipcio donde transcurre la segunda película de Phibes), siendo los dos igualmente inteligentes y hábiles, es la mayor capacidad física del Fantasma la que marca la diferencia. Si los dos evitan las respectivas trampas y acaban llegando al combate directo, diez de cada diez veces el Fantasma, asesino muy hábil, va a estrangular a Phibes, sea con su lazo, o incluso con sus manos desnudas, pues posee una gran fuerza física.

Conclusión

Si estos dos personajes (que son racionales y actúan por un ser querido, y no por beneficio propio) encontrasen el modo de colaborar por sus fines, lo harían encantados y se comprenderían mutuamente, tendrían mucho de lo que hablar, siendo dos mentes tan brillantes. Pero, si solo hay un premio que puedan cobrarse, como en el caso del Río de la Vida en Egipto, sería el Fantasma quien acabaría derrotando a Phibes, pues pese a tener una base intelectual muy próxima ambos, en combate directo Erik es infinitamente más letal que el Doctor Phibes, un estrangulador de temible talento.


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