Sitges 2020: Resumen del día 5 ("Becky", "Relic", "Possessor"...)
Por Redacción
Publicado el 13/10/2020
Comenzamos con la segunda semana del Festival de Cine Fantástico más importante del mundo
Y al quinto día se destapó la caja de los truenos. Una soleada jornada llena de títulos potentes que, además, han sembrado una división de opiniones en prácticamente cada uno de los pases del día.
Hemos comenzado con ‘Fried Barry’ (Ryan Kruger, 2020), propuesta sudafricana que podría convertirse en el premio honórico “what the fuck” del año. El Barry del título es un yonki de Ciudad del Cabo que, como la mismísima Scarlett Johanson de ‘Under the Skin’ (Jonathan Glazer, 2013), es usado como “piel” para que una alienígena pueda visitar la Tierra durante unos días. Lo que se encontrará es una orgía de encontronazos con drogas, sexo, dumbstep y luces de neón sin más objetivo que el de freírle (freírte) la cabeza con cada nuevo escenario. Su propio director ya la define en sus primeros minutos, cuando rotula “A Thing by Ryan Kruger”. Y qué cosa: molesta, inconclusa, loquísima y ofensiva, la película ha gustado mucho a los que se han dejado llevar por la experiencia sensorial y molestado a otros que han leído en ella mensajes homófobos o tópicos que parecen ya superados. Este redactor es del primer grupo, que se ha subido a este tiovivo de LSD y no se ha preguntado por qué pasaba qué en cada momento, simplemente ha disfrutado con la puesta en escena de su realizador y con la hiperbólica interpretación de su protagonista.
Otra de las apuestas arriesgadas venía con apellido de pedigrí: ‘Possessor’ (Brandon Cronenberg, 2020), la esperada nueva película del director de Antiviral. De nuevo usando la ciencia-ficción oscura como base, la historia muestra a una especie de agenda que usa tecnología de “posesión” de cuerpos para cometer asesinatos por encargo. Todo se complica cuando una de las agentes comience a fundir su personalidad de origen con la de la “funda” a la que ha sido enviada. Hiperviolenta, hipodérmica y filosófica, la propuesta de Cronenberg (hijo) no viene exenta de carga, utilizando las maneras de la literatura de Philip K. Dick para jugar con la disociación entre mente y cuerpo, persona y género. La versión proyectada ha sido la versión sin censura, con lo que hemos ido servidos de dientes destrozados, ojos saliendo de cuencas y otras delicias directas de la familia de directores canadienses más queridas en Sitges. Sus dos protagonistas, Andrea Riseborough y Christopher Abbott, se merecerían entrar en el palmarés con los premios a mejor interpretación. Por no descartar que sea la propia cinta la ganadora de la edición, ya que se trata sin duda de uno de los mejores títulos de su sección proyectado hasta el momento.
La tarde ha tomado aires de fiesta con la proyección de ‘Becky’ (Jonathan Milott & Cary Murnion, 2020), la película que enfrenta a la joven Lulu Wilson (conocida, sobretodo, por sus colaboraciones con Mike Flanagan) contra un grupo de neonazis capitaneados por el cómico (bueno, aquí no) Kevin James. Una especie de survivor con sentido del humor y violencia de dibujos animados en el que la joven se acabará enfrentando a los malhechores usando una inesperada psicopatía. Cinta de diversión perfecta para Sitges, desvergonzada en los momentos adecuadas y, a pesar de sus limitaciones, con mucha mala baba en los violentos efectos especiales. Sus directores vuelven así al humor y maneras de ‘Cooties’, la película escrita por Leigh Whannell sobre niños de guardería convertidos en zombies.
Brea Grant se está convirtiendo por voluntad propia en uno de los nombres del género y, especialmente este 2020, en una de las musas de Sitges. Protagonista de las ya presentadas ‘The Stylist’ o ‘Lucky’, ha presentado hoy en el festival catalán su segunda película como directora: ‘12 hour shift’ (Brea Grant, 2020). En ella, Angela Bettis (conocida por muchos fans del terror por su papel en ’May’) interpreta a Mandy, enfermera del turno de noche con serios problemas de adicción que se saca un sobresueldo vendiendo órganos al mercado negro. La pérdida de uno de estos órganos, la llegada de un prisionero al hospital y la sucesión de acontecimientos a cual más grotesco hará de ese turno de doce horas una auténtica bomba de relojería. Comedia negra de aire “Coen” con mejores maneras que resultados, arrastrada por un guión tremendamente inverosímil pero solventado gracias a una buena dirección y una Angela Bettis capaz de ponerse la película entera a sus espaldas.
La noche ha continuado con acento femenino, en este caso además con ópera prima en Sección Oficial. ‘Relic’ (Natalie Erika James, 2020) recupera otro de esos curiosos temas recurrentes este año (el terror geriátrico), contando la asfixiante vuelta de una hija y una nieta a casa de la matriarca cuando ésta desaparece sin motivo alguno. Su reaparición irrepentina no solo no aclarará el misterio, si no que lo vinculará con un extraño mal que vive en la familia y que tiene que ver con las “reliquias” o cristaleras que todavía se conservan en la casa familiar. Terror independiente, preciosista, pequeño y con un buen uso de la metáfora que palidece frente a aquellos que se empeñan en compararla con títulos como ‘Hereditary’ (Ari Aster, 2018). En realidad, ‘Relic’ es una película más alineada con el terror de principio de década, uno que usaba los mecanismos del género para contar historias dramáticas con una perspectiva fantástica. Sus últimos compases son clave para conectar o no con la propuesta de esta nueva realizadora a tener en cuenta.
Hoy se pasearán por la costa de Sitges la cinta licántropa intimista ‘Teddy’, la propuesta rusa sobre alienígenas ‘Sputnik’, el thriller con aires de western ‘The Silencing’ o el título vampírico (de irrecordable nombre) ‘My heart can´t beat unless you tell it to’.
Por Carlos Marín.
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