Crítica de "Este Cuerpo Me Sienta de Muerte". Una gozada y fiesta teenager ochentera con un Vince Vaughn en estado de gracia.
Por Redacción
Publicado el 19/10/2020
La nueva película de Christopher Landon que llegará a los cines de nuestro país el próximo 14 de mayo.
Vamos con la obviedad del día: la comedia y el terror son extremos que se juntan en el infinito. No sólo por la comedia de terror, subgénero amplio desde que a alguien se le ocurrió meter a Abbot y Costello en el castillo de Drácula. Tampoco de que sean dos géneros que apelen a las emociones más puras (pasar miedo y reír, sin duda, forman parte del mismo trozo de cerebro). No, hablamos de algo más simple, más comercial: hablamos del high-concept. Ambos géneros -y sus derivados- fueron perfectos contenedores de grandes conceptos en los ochenta, explicados en una frase y condicionando toda su trama alrededor. Y ahí es donde ataca Este cuerpo me sienta de muerte (Christopher Landon, 2020), la última película de un realizador que sabe equilibrar perfectamente esos mundos y que ha encontrado en la comedia ochentera una mina de oro para el terror teen.
Un asesino anda suelto. Lo que parecía una leyenda local se vuelve realidad cuando cuatro jóvenes son brutalmente asesinados por un asesino enmascarado. Poco después, una introvertida adolescente (Kathryn Newton) es atacada por el carnicero, que -por uno de esos accidentes mágicos que no hace falta contar demasiado- acaba intercambiando cuerpos con su víctima. Atrapada en las carnes del asesino (enorme, en todos los sentidos, Vince Vaughn), la joven tendrá que hacer todo lo posible para evitar que el cambio sea permanente. Mientras, el psicópata sanguinario que ha ocupado su cuerpo seguirá regando las calles de sangre sin levantar ninguna sospecha.
La película lo deja muy claro en sus primeros minutos: si Feliz día de tu muerte (Christopher Landon, 2017) era una reinvención cómica del slasher noventero, la presente es todo un homenaje a las películas de psicópatas de los ochenta. Desde las fechas en las que ocurre la acción, pasando por los primeros asesinatos sacados directamente de Viernes 13 (al contrario que la anterior de su director, hay mucho más gore y violencia) o finalmente retorciendo todos los arquetipos de aquellas películas (los protagonistas son los outsiders que morían primero). Aquí no hay misterio que desvelar cómo recuperará la protagonista su cuerpo. Lo que hay entre medio es un cruce de asesinatos salpicados de sangre y gags con un Vince Vaughn ENCANTADO (en mayúsculas) de interpretar a una chica adolescente. La escena del coche con el chico de sus sueños o cualquier momento en los que use su físico de manera torpe (esos paseos con la máscara…) son meros ejemplos de la fiesta que está viviendo este señor frente a la cámara.
Al igual que pasaba en su anterior incursión con el slasher x comedia, el realizador y guionista norteamericano construye su humor en un fino equilibrio entre la violencia y el humor blanco. Lo hace a través de su grupo de personajes protagonistas, que no son en ningún momento carnaza a la que echar a los lobos. Por supuesto hay secundarios que merecen morir (y qué gusto da verlo), pero la química de su grupo de adolescentes protagonista está basada en la de los clásicos de John Hughes, con guiño nada sutil en el reparto incluido. Es una película que podría tener el sello Disney más adolescente si no fuera porque parten a personas por la mitad o abren cabezas con raquetas de tenis.
Tiene ciertas tuercas oxidadas de manual con el arco de su protagonista, obligado casi por guion para darle una profundidad a la historia (la enésima historia de huérfana y trauma familiar). Pero consigue superar esos baches sin problema, dejando a Este cuerpo me sienta de muerte como uno de esos ejemplos de buen cine palomitero y juvenil. Su sentido del humor, personajes y salidas de tono slasher serán suficientes para que aquellos que se enamoraron de Feliz día de tu muerte repitan plato; del mismo cocinero, mismo restaurante, pero con ingredientes distintos. Una gozada y una fiesta ochentera teenager de las que caería alquilada, quizás demasiadas tardes, en el videoclub de la esquina.
Lo mejor: Vince Vaughn está tremendo y la película no se corta en homenajear al slasher más burro.
Lo peor: la trama “familiar” la arrastra un poco, especialmente durante su tramo medio.
Por Carlos Marín.
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