Crítica de "Megalodón 2", un título delirante pero muy divertido
Por Redacción
Publicado el 05/08/2023
La continuación del exitoso título con escualo gigante protagonizada por Jason Statham
Nos llega la secuela de lo que a todas luces se podría definir como el Sharknado de alto presupuesto, y se nos presenta dispuesta a subir el órdago de la anterior entrega.
Y es que la peli es a todas luces excesiva desde el primer momento, en que nos ilustran con una escena de costumbrismo depredador del Cretácico para enlazarlo a través del reef de John Deacon de Under Preasure con una secuencia aventurera inicial repleta de acción de nuestro Jason Statham liándola parda.
A partir de ahí… Exoesqueletos robóticos súper potentes, terrorismo corporativo, amenazas submarinas de toda clase (de toda, sí, en una buena variedad de formas y tamaños), bro-ments británico-asiáticos, momentos emotivos entre guerrero rudo y su inocente protegida, a la que cuida como lo haría el tío díscolo pero lleno de corazón favorito de cualquier infante, traición, y, por supuesto, megalodones, donde, claramente, no podrá faltar uno mucho más grande y amenazante que cualquiera al que nuestros héroes se haya enfrentado antes.
Es importante recalcar, más en este tiempo de huelga, que los megalodones, esos grandes tiburones de la época de los dinosaurios que dan título a la saga, se muestran ausentes en gran parte del segundo acto, como si fuesen actores demasiado caros o miembros del sindicato en rebeldía, si bien la tan tópica como delirante trama terrorista, con sus armas, trajes submarinos, y estaciones abisales secretas, aprovechará ese leve descanso de escualos para poder desarrollarse en profundidad (6000 metros de profundidad aproximadamente).
No faltará, por supuesto, la obligada, y siempre bien recibida secuencia en una playa recreativa llena de turistas en que el narrador no sólo nos exhibirá frenéticas situaciones de peligro y tragedia, sino que hará las delicias con ese espíritu auto-paródico con el que ya nos deleitaron en la película anterior (en efecto, el perrito patada nadador tendrá una importante presencia, aunque no tanta como los personajes humanos dignos del 13 Rue del Percebe que sucumbirán ante la voracidad del escualo de turno, no sin antes hacer algo muy gracioso), aunque el humor no se verá recluido a esa secuencia, ya que durante la trama principal, siempre que los personajes se agrupen en parejas, el slapstick se impondrá como si algún virus Hernández y Fernández infectase a los personajes siempre que van de dos en dos.
Algo muy a destacar es el anhelo por conquistar el mercado chino, y al igual que en la anterior, tanto la cultura idiomática china, como el protagonismo dominante de ciertos personajes tendrán una prominencia relevante, especialmente en dos personajes, ambos muy bien resueltos, aunque lo cierto es que el factor personajes es de lo más consistente de la cinta, incluso contando con la manera en que el narrador los instrumentaliza humorísticamente en algunos momentos.
Una mención especial al villano de la peli, que se define como alguien deseoso de esquilmar el fondo marino y ganar millones destruyendo el medio ambiente, haciendo que un vórtice del cliché invada la película de forma irreversible.
Contando con todo esto, y añadiendo que al que escribe le es muy difícil saber si esta secuela es mejor o no que la anterior, ya que en cierto modo, deja al profano en el género de “monstruos marinos con mucho gore-mucho humor” una sensación de “como que la anterior, ¿no? Mismo estilo”, igual que un espectador ajeno al mundo de los súper-héroes no vería grandes diferencias entre esa película incunable del 78 y ese fiasco del 2004, y sólo el verdadero fan de este tipo de género sería capaz de decirnos si estamos ante uno de los grandes aportes del mundillo de los súper tiburones, o un quiero y no puedo.
Pero una cosa sí podemos decir. La peli es muy divertida, de montaje muy ágil, visualmente impecable, y todos los que convivan con ese espíritu loco del universo Meg la van a disfrutar, y para no ser exactamente una peli para todo el mundo, todo el mundo puede encontrar algo con lo que conectar, y un entretenimiento ideal para el verano.
Por Francis Díaz.