Análisis de "Desolatium", una aventura para fans de Lovecraft
Por Redacción
Publicado el 11/11/2023
Una experiencia obligada para los completistas de Lovecraft y de lo lovecraftiano
Puede que Stephen King sea el rey indiscutible de las adaptaciones cinematográficas, pero quien ostenta la corona en el universo gamer es, ironías de la vida, un escritor que no destacó precisamente por su aprecio a la tecnología: nuestro querido H.P. Lovecraft. Si hablamos de videojuegos, a lo “inenarrable” y lo “indescriptible” de lo lovecraftiano debemos sumar lo “incontable”, puesto que la lista de obras inspiradas en el maestro de Providence se pierde en el tiempo y el espacio, como sus propias criaturas. Esto se complica aún más si consideramos la evolución caprichosa del concepto lovecraftiano a lo largo de los años. En el caso de la ópera prima de Superlumen, podemos afirmar sin titubeos que no se trata de una estrategia de marketing basada en la mera inclusión de un tentáculo o un libro maldito al azar; nos encontramos frente a un juego donde lo lovecraftiano va más allá de la etiqueta.
Desolatium narra las historias de Sophie, Carter, James y Christopher, cuatro personajes cuyas vidas se entrelazan a través de la amistad, la búsqueda de conocimientos ocultos y la determinación de salvar al mundo de la amenaza de unas entidades primordiales. La amnesia que afecta a Carter introduce una intrincada red de tramas desordenadas en catorce capítulos que gradualmente adquieren forma y significado. Los escenarios en los que se desarrolla la aventura son variados, y van desde oficinas sombrías a discotecas, pasando por librerías o el mismísimo pueblo pesquero de Innsmouth. Las constantes referencias a la obra de Lovecraft oscilan entre lo sutil y lo directo, pero también exploran la intertextualidad de otros trabajos lovecraftianos. Por ejemplo, en Innsmouth tienes que conseguir una botella de whisky para hacer hablar al borracho del pueblo, que no responde al nombre de Zadok Allen como en "La sombra sobre Innsmouth", sino a Ezequiel, como se le rebautizó en la adaptación cinematográfica “Dagon” de Stuart Gordon.
La pasión de los desarrolladores por el cine, los videojuegos, la música y la literatura se manifiesta en cada rincón de Desolatium, con cientos de guiños que salpican la pantalla, todos ellos bajo el paraguas de los Mitos de Cthulhu. "En la boca del miedo”, “Héroes del silencio”, “El cabo del miedo”, “Drácula”, “Blade Runner” o “Las aventuras de Arthur Gordon Pym” son sólo algunos ejemplos del gusto de Superlumen por las referencias, muchas de ellas inocuas, otras con cierto peso argumental, como el talismán Schattenjäger de la saga “Gabriel Knight”.
Desolatium no sólo amplía la generosa sombra de Lovecraft en el género de la Aventura Gráfica, sino que también revitaliza un enfoque que parecía olvidado: el Spin-o-Rama, evocando títulos como “Myst” o “Atlantis”. El elemento estético definitorio de este subgénero se sustenta en ofrecer vistas panorámicas y fluidas del entorno en 360º a partir de composiciones fotorrealistas de imágenes 3D pre-renderizadas. A pesar del esmero en la creación de las locaciones, las limitaciones inherentes de esta tecnología en cuanto a jugabilidad, particularmente evidentes en el tosco desplazamiento mediante clics, llevaron a la práctica extinción del subgénero. Es sorprendente observar cómo esta tecnología obsoleta, en apariencia relegada al pasado, está encontrando un nuevo propósito y resurgimiento en nuestros tiempos, gracias a su natural entendimiento con una tecnología futurista, como es la Realidad Virtual. El estatismo de los escenarios y de los personajes se adapta perfectamente a las características inmersivas en primera persona de los videojuegos en VR.
Antes de cerrar la sección técnica de la reseña, queremos destacar la eficiencia de la banda sonora en la construcción de una atmósfera inquietante, cuyos temas han sido compuestos por Xavi San Martín, teclista del grupo La Oreja de Van Gogh (al que refieren en la propia historia por sus vínculos cthulhianos). También es necesario señalar, por desgracia, la falta de acierto en el doblaje en castellano que, junto a algunas imperfecciones visuales en el acabado de ciertas localizaciones, conforman los aspectos más necesitados de una puesta a punto de cara a futuras actualizaciones.
Desolatium sumerge al jugador en un cuento de terror ágil, tal vez incluso demasiado directo para aquellos no familiarizados con las narraciones de Lovecraft. Empieza a saco (si no tenemos en cuenta el Prólogo, jugable por separado), sin rodeos ni preámbulos, y por momentos pide capítulos de refuerzo, aunque esto no impide disfrutar de la aventura en sus breves tres horas de duración. La ausencia de puzles complejos contribuye a mantener un ritmo ligero, poniendo el foco en la narrativa y en la inmersión. Experiencia obligada para los completistas de Lovecraft y de lo lovecraftiano. Estaremos pendientes de lo próximo de Superlumen.