Crítica de "Furiosa", la precuela de "Mad Max: Furia en la Carretera"

Por Redacción Publicado el 17/05/2024

Anya Taylor Joy toma el relevo generación de Charlize Theron en esta entrega

La saga Mad Max es de las más evolutivas que ha habido en el panorama cinematográfico. La diferencia estilística que ha ido adquiriendo progresivamente es tan notable que ni siquiera parecen películas del mismo director. Dicha evolución se consolidó como más evidente que nunca en 2015 cuando el director de las películas originales, George Miller, llevó ‘Fury Road’ al estilo de cine de acción del S. XXI, con toda la vertiginosidad de la acción su sofisticación en cámara y fotografía, y, por supuesto, toda su digitalización.

Y este último detalle se potencia de manera exagerada en esta nueva entrega de la saga, esta vez, una precuela, y esta vez, sin Max, sino centrada en Imperator Furiosa, el personaje de Charlize Theron en Mad Max: Fury Road (2015) en esta ocasión interpretada por Anya Taylor Joy, uno de los puntos fuertes de la película. Al igual que en la saga de El Hobbit de Peter Jackson, en que se veía un sabor a CGI en casi todos los planos, mucho más presente que en la saga de El Señor de los Anillos, en Furiosa: A Mad Max Saga, vemos como casi cada recoveco de la imagen tiene regusto a post-producción digital, lo que si bien es parte de “lo que toca” en estos días, hace añorar mucho la granulación química y la iluminación diurna natural sin etalonajes enrevesados de la saga original, y toda la naturalidad que la primera película desprendía.

Además, el exceso de escenas de acción, continuas, eternas, y sin concesiones, eclipsan todo y además de quitarle tiempo, o siquiera probabilidades al drama, a la narrativa, o al mero respiro para poder saborear a los personajes, pueden sumir al espectador en una extraña borrachera. Y es que todo parece un clímax, todo el rato estás viviendo una suerte de “momento decisivo”, de punto alto, hasta tal punto de encontrarnos a mitad de peli habiendo enlazado “momentos de la verdad” seguidos y casi inmunizados contra las secuencias vertiginosas.

Ahí está el punto flaco de la película, en su intento de mantener al espectador al límite constantemente, ignorando que los picos sólo se saborean correctamente si tras uno hay un valle en el que conocemos y conectamos con los personajes de manera emocional. Aquí apenas tenemos eso, lo que desaprovecha a algunos personajes que tendrían mucho que ofrecer si la mesura de Acción-Drama-Cotidianidad-Acción fuera más equilibrada, y la aventura se tomase más respiros para poder seguir, durante un rato, contando la historia, simplemente eso, narrando sin que dicha narración tenga que tener lugar en una sempiterna montaña rusa a toda velocidad aderezada por un score de Tom Holkenborg a ratos indistinguible de algunos de sus trabajos previos.

Por lo demás, la cinta está muy bien rodada y realmente hará las delicias de muchos espectadore. Además deja bien claro que el universo Mad Max sigue dando para mucho, aunque también deja claro que que hay muchas de las virtudes de la saga que sólo se encontrarán en las películas originales.

Por Francis Díaz