Cuando Acecha la Maldad 2 está en desarrollo
Por Redacción
Publicado el 23/06/2025
Demián Rugna confirma la continuación de su exitosa película que triunfó en Sitges en 2023
El universo de terror creado por Demián Rugna en Cuando Acecha La Maldad se expandirá próximamente. El propio director argentino ha confirmado recientemente que la secuela de su exitosa película ya está en desarrollo.
Rugna desveló la noticia durante su aparición en el programa “La Broma Infinita” del canal argentino Gelantina, donde aseguró que el guion de la segunda parte ya está escrito y solo están “esperando a que llegue la financiación”. Además, explicó que aún deben realizar algunas modificaciones en el guión para perfeccionarlo, pero que ya cuentan con un estudio interesado en producir la película, aunque no reveló el nombre de la compañía implicada.
La primera entrega fue respaldada por Shudder, en coproducción con Aramos Cine y Machaco Films, lo que deja abierta la posibilidad de que estas productoras repitan en la secuela.
La primera entrega contaba como un pueblo remoto, dos hermanos descubren a un hombre poseído por un demonio, que está a punto de liberar al horror que vive dentro de él. Pero al intentar detenerlo, sólo logran acelerar el proceso, desatando un horror que puede ser mucho más terrible si sale de ese lugar y llega a una zona más poblada.
CRÍTICA DE "CUANDO ACECHA LA MALDAD"
¿Cómo hablar de una película que no recomendarías a un familiar? No porque no te guste, no porque la detestes. Más bien porque hacer pasar a una persona querida por el mal trago que es ‘Cuando acecha la maldad (Demian Rugna, 2023)’ es lo más cercano que desearle una pesadilla que te persigue aun cuando llevas horas despierto.
El realizador argentino se libera de la casa encantada de Aterrados y sale al exterior, explotando con su cámara y un magnífico scope las llanuras de su país con un estilo que se acerca, con sorprendente elegancia y nunca cayendo en homenaje, a los proto-weterns de John Carpenter. Es en ese lugar infinito donde encaja la -imposible- huida de dos hermanos que dejan atrás una lenta e imparable infección del mal. Un universo realista con reglas demoniacas construidas en una primera mitad estupenda, dejando al espectador las piezas de información relevantes en cada momento y con un uso de la exposición bien medido.
Así, la película se desenvuelve sobre sí misma, pacientemente, subiendo la apuesta de lo desagradable en cada interacción con el mal. Nadie está a salvo, ni los más desfavorecidos, ni los más débiles, sin ningún atisbo de clemencia. Es tan envidiable como insoportable el uso de la violencia de la película, especialmente (y aquí viene lo delicado) con los niños. La construcción del suspense en cada momento no está amedrentada por nada y cuando lo inevitable sucede uno solo puede abrir bien los ojos o apartar la mirada. Porque no es tan realmente desagradable como desagradablemente real. Es en esos momentos en los que Rugna, pagando un precio alto, consigue lo que quería: hacer creer al espectador a pies juntillas que el mal existe, que se está extendiendo por toda la pantalla y que acaba de dominar el cine.
Se acerca por tanto a una corriente de género latinoamericana que tiene la violencia descarnada en las venas, lejos del terror más estético estadounidense o las corrientes metafóricas -y políticamente correctas- de Europa. Una visión única de la que no se puede evitar pensar qué harían en el inevitable y descafeinado remake estadounidense (su universo, como el de la anterior película, es demasiado original y por tanto goloso para los estudios). Lástima de esos últimos minutos anticlimáticos que, con brocha bien gorda, vuelven a cebarse en la temática del film: un mensaje tan prístino y tan puro como que el demonio, da igual lo que te esfuerces por eludirlo, siempre devuelve la mirada.
Por Carlos Marín.