Hace diez años, una tragedia cambió la ciudad de Harmony para siempre. Tom Hanniger (Jensen Ackles), un inexperto minero de carbón, causó un accidente en los túneles de la mina, donde quedaron atrapados y posteriormente murieron cinco hombres. El único sobreviviente, Harry Warden, quedó en un estado de coma permanente. Luego, exactamente un año más tarde, el día de San Valentín, Harry Warden despertó y asesinó brutalmente a veintidós personas con una piqueta antes de morir acribillado. Diez años después, Tom Hanniger vuelve a Harmony el día de San Valentín, aún atormentado por las muertes que causó. Luchando por hacer las paces con su pasado, Tom decide enfrentarse a los sentimientos no resueltos que aún siente por Sarah (Jaime King), su antigua novia, que ahora está casada con Axel (Kerr Smith), su mejor amigo y Sheriff de la ciudad. Pero esa noche, después de años de paz, algo del oscuro pasado de Harmony ha vuelto. Con un casco de minero y armado con una piqueta, un asesino imparable anda suelto.
Utilizar el sistema 3D para asustar a las plateas no es nada nuevo (sagas del calibre de “Viernes 13” o “Pesadilla en Elm Street” ya lo emplearon en alguna de sus entregas), así que estaba claro que, tarde o temprano, algún avispado productor se frotaría las manos pensando en utilizar de nuevo este sistema.