Sally Hurst (Bailee Madison), una niña tímida y retraída, se traslada a Rhode Island para vivir con su padre Alex (Guy Pearce) y Kim, su nueva novia (Katie Holmes), en una mansión del siglo XIX que están reformando. La niña explora el enorme caserón y descubre un sótano oculto, cerrado desde la extraña desaparición del constructor de la mansión ocurrida hace un siglo.
Sin querer, Sally libera a unas antiguas y diabólicas criaturas que conspiran para arrastrarla a las insondables profundidades de la misteriosa casa. Tendrá que convencer a Alex y Kim de que no se lo ha inventado... antes de que las fuerzas del mal que acechan en la oscuridad se los lleven a todos.
Una niña (Bailee Madison) se traslada a vivir con su padre (Guy Pearce) y su novia (Katie Holmes) a una antigua mansión que están reformando. Allí libera a unas diabólicas criaturas empeñadas en destruir a todos ellos.
Hace ya unos meses, el inesperado éxito de “Insidious” dejó claro a medio mundo que el terror clásico parece no tener fecha de caducidad. Un caserón poco acogedor, una familia aterrorizada y una presencia oculta entre las sombras son recursos que, a día de hoy y por muy manidos que parezcan, siguen aterrorizando a los espectadores y atrayéndolos a las salas.