Cuando, inexplicablemente, cierran una solitaria autopista, cinco estudiantes que comparten viaje hacia una fiesta en el desierto, se encuentran atrapados en una cafetería recientemente abandonada. Negándose a que las nuevas circunstancias interfieran en su diversión, se preparan para pasar la noche; pero son interrumpidos por extrañas y fascinantes visiones de viajeros brutalmente mutilados. Esas horribles visiones quizás expliquen el abandono repentino del motel y del café, pero la aparición de un extraño hombre, cuya mujer ha desaparecido, confirma sus peores miedos. Él también ha visto a las personas moribundas - víctimas de un asesino, el que probablemente se ha llevado a su esposa - un asesino que arrastra una oscura fuerza de decadencia y putrefacción.
Guiados por los sentidos intensificados de un estudiante ciego, tienen que sobrevivir durante la noche y confrontarse a lo que parece ser un terrible abismo entre los vivos y los muertos. A medida que el número de muertos aumenta, el extraño misterio se acentúa. A aquellos suficientemente fuertes para sobrevivir, les queda una pregunta: ¿qué demonios es Reeker?
David Payne, alumno de Roger Corman, dirigió Reeker hace ya un año. Antes de venir a nuestro país, vino precedida de numerosas críticas positivas, aunque también de algunas nefastas; como si la película contentara a unos y decepcionara terriblemente a otros, sin reconciliación posible. Viendo la película, es perfectamente lógica tal disparidad.