El fin del mundo en 35 mm » Crítica

Por Dario García-Verdugo Vargas

"La mayor parte del público mundial no se toma el cine como un arte; a sus ojos no es más que una diversión. Existe un pequeño porcentaje de gente que entienden y reconocen que algunas obras cinematográficas pueden ser consideradas autenticas obras de arte". John Carpenter (Cinq questions posées par Martin Scorsese, Cashiers du Cinema, num 500, marzo de 1996).

Cinco años esperando con ilusión e impaciencia, desde la desafortunada "Fantasmas de Marte", algo nuevo y brillante del maestro John Carpenter. La espera ha merecido la pena aunque el resultado de su último trabajo presentado en Sitges podía haber sido mucho más brillante.

De entre todas las sinopsis de Masters Of Horror, inicialmente ésta me parecía la menos interesante. Ya desde un principio, las influencias de Hawks, Ford, Hitchcock... parecen haber desaparecido para dar paso a un mayor protagonismo de la violencia. Carpenter no suele tender al uso descontrolado de vísceras y sangre, hasta ahora siempre había sido fiel a técnicas más sutiles (excluyendo La Cosa y Body Bags), pero parece que se ha adaptado a los nuevos tiempos bajo el reinado de Saw y Hostel, principalmente marcado en un pulso por mostrar las escenas macabras y transgresoras posibles (que según dicen, surge como respuesta a la infantilización del genero durante la década de los noventa). No obstante, los carteles de Saw, Saw 2 y Los Renegados del Diablo aparecen durante la película. Tampoco vamos al poner el grito en el cielo por un par de escenas viscerales, bastante desagradables la verdad, que tan solo roban unos segundos pero también es cierto que acostumbrados a su estilo no pasan desapercibidas.

La violencia en el cine, el entramado entre el séptimo arte y la vida real, y la firme declaración del director de que el cine no es un entretenimiento (a la que se hace alusión en la declaración de un personaje en una de las cintas de bobina abierta) son algunos de los mensajes más importantes de este interesante proyecto que no puede evitar hacernos ignorar la influencia superficial de la obra de Hideo Nakata, "Ringu". En este caso no se trata de un vhs sino de un rollo de película de 35 milímetros que provoca el caos allá donde se proyecte, y el autor no es una criatura maligna, es el propio mal. Aunque el planteamiento también puede recordar ligeramente en otros puntos a En la Boca del Miedo, pero esta vez todo está enfocado hacia el mundo cinematográfico. Sin restarles valor, es una lástima que el guión y la banda sonora no hayan salido del cerebro de este autor porque técnicamente su trabajo como realizador vuelve a ser satisfactorio.

No tendremos que esperar mucho para volver a ver algo nuevo, "The 13th Apostle" y otra nueva entrega para Masters Of Horrors, titulada "Profile", llegarán pronto.

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