Los Cronocrímenes » Crítica

Por Carlos Marín

Es difícil hacer una película sobre viajes en el tiempo, sobretodo viviendo en una época donde el mismo cine (que no el público) se empeña en desmantelar todos y cada uno de los detalles, en dejar en evidencia lo que podría ser un enigma complejo e interesante, transformándonos en una audiencia malcriada que a veces se conforma con muy poco.

Los cronocrímenes no es una de esas películas. Se mueve un paso más allá, pero no demasiado, entre la simplicidad mínima de "Dejà Vu" y el complejismo post-visionado de "Donnie Darko", algo difícil siendo director de cine español en los tiempos que corren.

Cuatro personajes y un escenario son suficientes para mover la historia hacia delante, con un guión que sabe perfectamente donde colocar las trampas. Se podría decir que la mayor virtud del film es su capacidad para hacernos creer que sabemos lo que está pasando, que adivinaremos lo que ocurrirá a continuación. Pero en el momento adecuado y de manera precisa nos pegan una bofetada, nos marean y nos llevan a un giro final simple y efectista, aunque quedándose justo en la linea que separa el puzzle simple al complejo.

La dirección de actores, por otra parte, es un flojo de Vigalondo a la hora de contar su historia. En una trama donde los personajes son imprescindibles y el protagonista el motor de todo, no se puede dejar tan al aire las interpretaciones. Karra Elejalde está absolutamente perdido y en según que momentos parece estar leyendo el papel en voz alta sin el más mínimo interés y dejándole un poco en evidencia una actriz novel como Bárbara Goenaga, que hace un sorprendente papel, o el mismo Vigalondo, mucho más creíble en su faceta de niño grande. Y hablando de un actor con tan buena carrera como Elejalde, resulta un tema preocupante.

Actuaciones aparte, que nadie busque mil y una paradojas temporales en una película como Los Cronocrímenes, porque no las va a encontrar. Lo que uno se topa en el debut de Nacho Vigalondo es la sencillez del relato, las piezas bien encajadas y la increíble capacidad para hacer que el espectador siga pensando en la película, en como empezó todo y en intentar encontrar lógica a algo que al comenzar los créditos finales pensábamos haber comprendido perfectamente. Si sigue con esa sutilidad y ese buen paladar cinematográfico, le espera una gran carrera por delante. Lástima de no tener una máquina del tiempo para saberlo.

Lo mejor: Su guión y su dirección, que encajan perfectamente el ambiente de thriller rural con el drama de cienca ficción.

Lo peor: La dirección de actores convertida en una cal y otra de arena: Goenaga espléndida, Elejalde fuera de lugar.

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