El Gato Negro » Crítica

Por Rubén Pajarón

Masters of Horror 2 ha supuesto un filón para redescubrir grandes escritores, además de directores. Hooper materializa "La Cosa Maldita" de Ambrose Bierce, Argento despelleja la novela de F. Paul Wilson en "Pelts", Joe Dante encuentra su "Screwfly Solution" en la obra de James Tiptree Jr., Clive Barker vuelve a ofrecer sus dotes de escritor en "Valerie on the Stairs", Tom Holland saca un payaso siniestro de las páginas de John Farris, Peter Medak a un Washington canibalizado por la pluma de Bentley Little, y Norio Tsuruta, fiel a Koji Suzuki, realiza otra adaptación suya con "Dream Cruise".

Pero si alguien sabe de adaptaciones, ese es Stuart Gordon. Fiel a dos de los escritores más relevantes del género, H.P.Lovecraft y E.A.Poe (más al primero), Gordon ha realizado considerables adaptaciones, de variable repercusión, pero siempre con su impronta y una calidad decente, e incluso brillante, en casos como "Re-Animator", "Dagon" o la reciente "Tras las Paredes", también de Lovecraft, y perteneciente a la primera temporada de Masters of Horror.

Sin embargo las predicciones se tornan y los escritores se turnan. Lovecraft cede el terreno a su maestro Poe, del que Gordon ya había versionado su macabra historia de "El Pozo y el Péndulo", pero da un paso más, y no sólo afronta uno de los relatos más prestigiosos e influyentes de su bibliografía, como es "El Gato Negro", sino que además se atreve con una biografía del escritor, ensamblada en la propia historia de ficción mediante inteligentes paralelismos con su vida.

"El Gato Negro" trata las desavenencias de un infeliz matrimonio y su gato, testigo de constantes discusiones sobre facturas y deudas, por culpa de las borracheras del marido. Los problemas se multiplican, y el hombre encuentra una salida a sus trastornos en la violencia, que le lleva a asesinar a su gato, y posteriormente a su esposa. Cuando cree que se ha librado de sus problemas, descubre que estos no han hecho más que empezar. La sombra del remordimiento le persigue, un gato igual de oscuro maúlla en ella...

Gordon exprime el alcoholismo como nexo entre personaje y escritor, para situar a Edgar Allan Poe como protagonista de su propia historia, y exponer a la vez el compendio de delirios, paranoias y terrores que formaron parte de su vida, presente en muchas de sus obras, a menudo autobiográficas.

Jeffrey Combs, el actor predilecto de Gordon, famoso por encarnar al Dr. Herbert West del clásico "Re-Animator" (amén de protagonizar casi todas sus adaptaciones lovecraftianas), es el elegido para ponerse en la piel del célebre escritor, como ya había hecho antes con Lovecraft, en la película de Brian Yuzna, "Necronomicon". La madurez y experiencia de Combs como actor, más el excelente maquillaje de la K.N.B, y una iluminación magistral ajustada a la atmósfera gótica del cuento, dan como resultado a un imponente Poe, fiel a su apariencia, genio y excentricidad.

De forma análoga, rescata de la vida de Poe a su amada Virginia, que sustituye a la esposa del protagonista, y que al igual que ésta, fue el origen de todos sus pesares y locuras.

Pese al suspense imperante, Gordon no se olvida de su marca personal, y nos regala varias escenas explícitas y grotescas, como la amputación del ojo de Plutón, o sobretodo, el hachazo en la cabeza a su mujer.

Todo el equipo técnico cumple. Los actores bordan su interpretación, la fotografía está muy cuidada, con un acentuado contraste que evoca elegancia y sobriedad, el guión es sólido, no pierde ritmo, y acompaña una BSO acorde, que a ratos puede incluso recordar a la de Re-Animator, sobretodo en los créditos iniciales, donde se autohomenajea paseando transiciones de imágenes como en la mencionada película, sustituyendo el atlas de anatomía por las míticas ilustraciones a plumilla de Aubrey Beardsley, que adornan muchas recopilaciones de relatos de Poe; un detalle más a agradecer.
La fidelidad a la historia de Poe despunta sobre su

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