The Lords of Salem » Crítica

Por Rubén Pajarón

Una película de Rob Zombie que no divide a la audiencia no es una película de Rob Zombie, ni un fan de Rob Zombie sumiso e impasible debería pronunciarse como tal. El llamado a la insurrección forma parte de su credo desde que en 2003 se desvirgara tras las cámaras, herencia estilística de su carrera como "enfant terrible" del Metal. Alienta a cabras impulsivas, no amamanta corderos, un mensaje que subraya expresamente en Lords of Salem, la película que gracias a Dios (o a Satán), no ha venido a ser la excepción que confirma la regla. Lords of Salem es 100% Zombie; de hecho, 200%.

El guión levanta puentes entre el siglo XVII y la actualidad para hilar un macabro cuento sobre brujería y satanismo. Heidi Hawthorne, DJ en una emisora de radio, recibe una caja de madera con un vinilo de la banda "The Lords". El remitente es anónimo, la banda desconocida y su musica particularmente extraña. La vida de Heidi se hunde en una espiral de horrores, vicios y pesadillas en cuanto escucha el vinilo, un recuerdo olvidado de tiempos oscuros pretende abrirse paso desde la tumba a través de ella.

Se echaba en falta una buena película sobre brujas, puede que ni siquiera buena, una película a secas vista la sequía, donde lo único reseñable en años puede que sea The Woods, de Lucky McKee. Con todo el potencial que atesora y que ha demostrado en literatura, la brujería sigue siendo tabú en el cine moderno, poco y mal explotado a saber si por machismo, ya que parece que la única forma de calzar de villano a una mujer es con tacones.

Tenía que ser un amante de lo sucio y de lo clásico quien rescatara su esencia de las ascuas de la hoguera, sólo restaba aplicar la alquimia, y que mejor dama de honor que su propia esposa. Sheri Moon Zombie, visible secundaria en todas las películas y videoclips de Rob, a menudo como chica-objeto que baila y enseña el culo, debuta como protagonista absoluta en Lords of Salem, y su trabajo es para quitarse el sombrero, impecable (y sí, también enseña el culo, pero es que sino no sería ella). En el casting de secundarios encontramos como siempre rostros conocidos ligados a la nostalgia y a la filmografia del director, Dee Wallace, Ken Foree, Bruce Davison, Maria Conchita Alonso, Barbara Crampton, Udo Kier y un largo etcétera donde mucho ojo, varios aparecen de refilón o directamente en metraje descartado, quien sabe si con las miras puestas en una posible secuela.

Lords of Salem es una película moldeada a imagen del cine setentero. Adulta, vintage, elegante, con un ritmo comedido y un tono marcadamente sobrio. El guión, el montaje y la fotografía nos recuerdan indefectiblemente a clásicos como The Sentinel, Rosemary"s Baby o The Shining, pero (y aquí entra la parte discordante), sin renegar del Rob Zombie mas bizarro, grotesco, lisérgico y casposo. Entendámonos, La Casa de los Mil Cadaveres y Los Renegados del Diablo son 100% suyas, pero siguiendo estilismos diametralmente opuestos. Lords of Salem combina ambos, y no precisamente con tacto ni tiento, de ahí la etiqueta 200% Zombie, y la razón de que a muchos fans (y no fans) pueda chocarles la asimetría del conjunto. Si eres capaz de sobrevivir al shock de los 10 minutos finales la disfrutarás, y sino, seguramente termines haciéndolo en una aconsejable revisión.

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