Sitges 2017: Cierre y conclusión de la 50ª Edición del Festival
Por Redacción
Publicado el 15/10/2017
Un año donde se han podido ver títulos magníficos y del que ya tenemos muchas ganas de ir a la siguiente edición
Las calles de Sitges comienzan a estar vacías. Cientos de fans se amontonan en los maratones del último día, intentando comprimir en unos cuantos títulos seguidos lo que ha significado este Sitges, probablemente una de las mejores ediciones de los últimos años.
Tras asumir el impacto de un palmarés liderado por la húngara Jupiter’s Moon, el 50 aniversario de Sitges nos ha otorgado un buen puñado de horas de género puro (‘The Ritual’, ‘Revenge’, ‘Happy Death Day’), thriller en la órbita del fantástico (‘Wind River’, ‘Brawl in cell block 99’) o cine de autor de altísimo nivel (‘A Ghost Story’, ‘The Killing of a Sacred Deer’). Un revuelto multicultural que, tal como anunciaba el director del festival en la última rueda de prensa, “marca la estrategia que lleva gestándose en Sitges los últimos años”.
Una estrategia que en sus últimas horas vivió uno de esos maratones Midnight X-treme para ávidos de sangre: ‘Downrange’, ‘Leatherface’ y ‘Cult of Chucky’, desde la una de la madrugada hasta el amanecer, sin vaselina y en vena.
(LEATHERFACE)
Tras el par de cortos de rigor (como siempre, muy inferiores a los de la sección oficial), la noche de griterio comenzó con ‘Downrange’, la última película del chalao de Ryûhei Kitamura (‘Versus’, ‘Midnight Meat Train’, ‘No One Lives’). Seis desconocidos con altas dosis de idiotismos compartiendo un blablacar pinchan rueda en mitad de la nada. Lo que parece una pequeña “aventura” para compartir en redes sociales se convierte en auténtica pesadilla cuando se manifiesta el verdadero origen del pinchazo: un francotirador apostado en un árbol cercano, dispuesto a reventar cabezas y miembros a cualquiera que se ponga a tiro. Pasando de alto la tontería supina que desprenden sus personajes, la película es un festival de gore salvaje, sol ardiente y balas zumbando para pasárselo pipa en poco más de 90 minutos. Público entregado incluso en sus momentos “dramáticos”, donde se pedía amablemente al asesino del rifle que acabara con los lloricas de sus protagonistas. Para encefalograma plano y palomitas de cubo.
Alexandre Bustillo y Julien Maury subieron al escenario a ritmo de ovación popular. No es para menos, esta pareja de franceses fueron los papis de una de las mejores películas de terror de los últimos años, la angustiosa ‘À l’intérieur’. Luego… bueno, ya tal. Y en ese “ya tal” nos presentaban su primera película americana: ‘Leatherface’, la precuela en vete tu a saber qué linea temporal de ‘La Matanza de Texas’. La historia de los Sawyer, una familia de caníbales cuyo retoño queda encerrado en una institución para jóvenes con problemas mentales. Un motín en el edificio pondrá todo patas arriba, iniciando una huida a través de la seca Texas, perseguidos por un sherrif sin escrúpulos (Stephen Dorff). Una suerte de ‘Los renegados del diablo’ en clave adolescente, con poco que ver con su saga original (a excepción de sus conexiones finales) y un sano gusto por el gore chusco. No es una gran película, ni siquiera es una buena película… pero es una película entretenida. Y salvaje, sin concesiones y gran sentido del ritmo. Viniendo de ‘La matanza de texas 3D’ es todo un alivio, la verdad. Esperemos que Bustillo y Maury puedan seguir dirigiendo, esta vez sin encargos tan claros como este marrón.
La noche o mañana se cerraba con otro clásico entre los clásicos: ‘Cult of Chucky’, la última entrega de nuestro maníaco de plástico favorito. Don Mancini, guionista de todas las entregas y director de las últimas tres, recupera al mítico personaje justo donde quedó en ‘La maldición de Chucky’, con una Fiona Douriff (hija del mismísimo Brad Douriff, voz de Chucky) encerrada en un manicomio por haber “asesinado” a su familia. Obviamente no fue culpa suya, si no del asesino que vive en el cuerpo del muñeco asesino más mono de la historia. No tardarán a aparecer de nuevo los cadáveres, con lo que su protagonista deberá buscar una ayuda inesperada venida del pasado: Andy, el niño protagonista de las primeras entregas (interpretado, de nuevo, por Alex Vincent), que todavía tiene algo que decirle al mamarracho del Toys’r’us.
Limpiadas las legañas llegamos a los últimos pases del día. El primero, el del tercer film que Takashi Miike presenta en esta edición. ‘JoJo’s Bizarre Adventure: Diamond Is Unbreakable - Chapter 1’ (abuf), adaptación del manga del mismo nombre y rodado (tócate los) en Sitges y localidades de alrededores. La épica (suponemos) historia de JoJo, un muchacho con un ser en su interior capaz de destrozar y reconstruir lo que sea a su antojo. Pronto aparecerán enemigos terribles, con diferentes poderes y más oscuros secretos, que le harán la vida imposible a su familia y su tupé. No es coña, el tupé es importante. Un shonen en carne y hueso que ha gustado muy mucho a los seguidores del anime y ha dejado en estado de auténtico sopor a los que no conocemos el material original. Un trabajo alimenticio de Miike muy alineado con la bizarra ‘Terrar Formars’. Divertido si quieres dedicarte a ver las localizaciones de Sitges, Vilanova y Sant Pere de Ribes que aparecen con todo descaro por su metraje.
Se acababan las últimas horas del día y entrábamos a la última sesión del festival, un maratón sorpresa que casi nos deja sin aliento: ‘The Disaster Artist’, ‘You Were Never Really Here’ y ‘Jeepers Creepers 3’. La primera fue, sin duda, una de las mejores películas del festival. Y, quizás, del año. Un film sobre la creación de ‘The Room’, la mejor peor película de la historia, dirigida e interpretada por un James Franco al que todo aluvión de premios recibidos es poco. Una justísima Concha de Oro en San Sebastián que arrancó una ovación excepcional en sus últimos minutos. Todo lo contrario que la pinchada en ‘Jeepers Creepers 3’, en la que muchos fans ávidos de la tercera entrega (y que llevaban meses pidiéndola en Sitges) salieron cabizbajos del que es, sin duda, el peor capítulo de toda la saga.
(DOWNRANGE)
Palmarés cerrado, más de 40 sesiones de películas vividas y un buen puñado de recuerdos y textos que compartir. De nuevo, reivindicar la calidad de la selección, el equipo y el ambiente de ese hogar para todo fan del género que es Sitges. Gracias por estar, como siempre, al otro lado leyendo. Queda todavía muchas críticas y alguna entrevista que recuperar, así que estad atentos a la sección de Noticias para la dosis diaria de Festival.
Y si todavía queréis más recordad que tenemos un completísimo especial con repaso a toda la historia del Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña.
El género, el horror, la ciencia-ficción y el thriller no se acaban aquí. Justamente acaba de comenzar. ¡Nos vemos en 2018!
Por Carlos J.Marín
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