Crítica de Glass (****), la secuela de "El Protegido" y "Múltiple"
Por Redacción
Publicado el 09/01/2019
Ya podéis leer nuestra crítica de "GLASS", la cinta dirigida por M.Night Shyamalan y protagonizada por James McAvoy y Bruce Willis
Llega a nuestras pantallas la tercera entrega de la improvisada saga de “Real Life Super Powers” de M. Night Shyamalan, que comenzó en el año 2000 con "El Protegido", y que se retomó justo al final de una peli que en principio no tenía nada que ver con aquella como fue la brillantísima "Multiple" (2017), pero que nos dejó esperando una “segunda parte común” para ambas como es Glass (2018), en que le damos de nuevo la bienvenida al personaje que le da nombre al film, Don Cristal, interpretado por Samuel L. Jackson.
Es difícil plantearse un título que es a la vez una tercera parte, y una secuela directa de dos pelis muy diferentes hechas con tantos años de distancia, máxime porque al terminar de ver "El Protegido", nadie parecía quedarse esperando al siguiente capítulo, pero lo cierto es que "Glass" es de las películas más esperadas de los dos últimos años, y no sólo por la promesa de volver a ver a Bruce Willis en la piel de David Dunn, sino porque el (los) personajazo(s) de esa auténtica bestia de la interpretación que es James Mcavoy era algo que no cabía en una sola peli, no en vano, "Glass "arranca precisamente como continuación directísima de "Múltiple", y nada más empezar, notas que la cosa empieza bien.
En "Múltiple", pasado el planteamiento, avanza bastante en su propia dirección, y es mejor no llevar demasiada expectativa, y dejarse llevar por todo lo que el realizador de "El Sexto Sentido" nos quiera ofrecer, entre otras cosas, porque eso es justo lo que mejor se le da, contar las historias a su manera, y en esta ocasión lo hace igual de bien que siempre.
Los actores, desde Bruce, James, y Samuel hasta Sarah Poulson, y por supuesto la gigantesca Anya Taylor Joy, que es una gozada tenerla de vuelta en su personaje. Samuel tiene la oportunidad de mostrarnos a Don Cristal en su máximo esplendor, ya que en El Protegido, apenas tuvimos la ocasión de ver su verdadero genio en marcha. Otro gran regreso es el de Spencer Treat Clark, en el papel de Joseph, hijo del personaje de Bruce Willis, que retoma un rol que interpretó de niño convertido en todo un adulto, con toda la evolución, tanto profesional en cuanto al actor, como vital en cuanto al personaje, que ello implica.
En la banda sonora, volvemos a contar con West Dylan Thordson, pero también tenemos la oportunidad de volver a saborear las notas de James Newton Howard para el protegido, lo que es algo genial, porque tanto ésta como "Multiple" tenían grandes momentos musicales, que han acabado combinando más que bien.
Y, bueno, dejándonos de análisis epistemológicos, y centrándonos en lo principal de la materia en cuestión, debo decir que los que esperen el elemento pirotécnico y climático propio de una peli de súper-héroes, mejor que adapten sus expectativas a un film más intimista, de esos en que los personajes, y más que sus circunstancias, sus pensamientos, son el elemento prominente. No en vano, tiene lugar en una institución psiquiátrica, y trata más de analizar al héroe (o villano) que de verle en movimiento. Una vez asumimos eso, vemos que estamos ante una auténtica gozada, en que todos los personajes tienen su viaje, y que si bien acaba en el mismo sitio, lo hace de manera muy diferente, y cada uno lo vive con una lección aprendida muy distinta.
No sabemos cómo será recordada, y dadas las preconcepciones que han podido surgir desde que se anunció esta secuela, la recepción inmediata del público es un misterio, pero lo cierto es que estamos ante una peli muy sincera, muy bien estructurada, y genialmente rodada que sabe tratar a sus personajes como se merecen, y que deja un sabor de boca a caballo entre lo precioso y lo doloroso, pero consiguiendo dejar unas ganas enormes de volver a verla. Para éste que escribe, ha sido toda una belleza.
Lo Mejor: Los actores y sus personajes, y el siempre agradecido cameo del dire.
Lo Peor: El personaje de Bruce Willis tiene un comportamiento errático en un momento concreto, que si bien es positivo para el guión, contradice en cierto modo el espíritu del personaje.