¿Dónde puede verse "HOST"? La gran sorpresa del año que se estrena hoy en España
Por Redacción
Publicado el 18/12/2020
El título rodado en plena pandemia que desde hoy está disponible en nuestro país tras su paso en el Festival de Sitges
Tras convertirse en la gran sensación del año con un 100% de críticas positivas y rodada en plena pandemia, hoy llega a España la magnífica HOST que os pondrá los pelos de punta a más de uno.
La película puede verse en alquiler en plataformas digitales y la tenéis disponible en las siguientes plataformas:
-FILMIN.
-Movistar+.
-Rakuten.
-Vodafone TV.
CRÍTICA DE "HOST": TERROR ALTAMENTE DISFRUTABLE
El cine de terror no solo es un gran espejo. En ocasiones, también es una perfecta cápsula del tiempo. De los miedos nucleares reflejados en los monstruos de los 50, el desencanto del sueño americano masacrado por Manson en los psicópatas caníbales de los 70 o el más reciente torture-porn, derivado de Irak y el 11S, el horror siempre ha sido capaz de encapsular los miedos, terrores y sucesos del momento. Y en esa constante, consciente o involuntaria, aparece Host (Rob Savage, 2020), una película nacida en plena pandemia que ya no solo refleja los miedos de la sociedad presente, si no que añade un nuevo elemento imposible antes de la era digital: la inmediatez.
Un grupo de amigas decide pasar una aburrida tarde de confinamiento invocando a algún espíritu a través de Internet. Obviamente, sale mal. Tan sencillo, tan directo, sin llegar a la hora de duración ni despegarse del formato más simple posible: todo ocurre y todo se cuenta a través de una videollamada de Zoom. Ni complicados viajes por el escritorio de un ordenador, ni mil ventanas abriéndose en paralelo. La película se aleja de sus (por otra parte, ejemplares) primas-hermanas como son Searching (Aneesh Chaganty, 2018) u Open Windows (Nacho Vigalondo, 2014) para quedarse en los huesos, cortando artificios y centrándose en algo que la primera persona del formato había olvidado: el terror en la mirada, en los ojos, de sus protagonistas.
Las caras de su desconocido reparto recuerdan a las de la querida Heather Donahue en los bosques de Blair, llenas de lágrimas, mucosidades e histeria. La película comienza y acaba con ellas, con un tempo salvaje, retratando a estos personajes con una tierna idiotez en la que todos nos podemos sentir representados. Los conocemos o, peor, somos nosotros: despreocupados por lo que está pasando fuera, tomándose a risa las amenazas, pagando las consecuencias. No puede ser casual que la invocación del villano sea culpa de no tomarse en serio la sesión espiritual, incluso cuando son avisados una y otra ve por una experta. Quizás sea un tópico del género, el de la juventud riéndose a la cara de la muerte, pero funciona tan bien como cápsula de los tiempos que vivimos que la conexión no puede ser otra que inmediata.
Pero lo mejor de esta película minúscula no es su relativa conexión con la realidad, o su capacidad de ser levantada en pleno confinamiento. Lo mejor, es que es una película terrorífica. Maneja con alta destreza los mecanismos de la atmósfera a través de cámaras de móvil u ordenador, escala poco a poco las apariciones del “ente invocado” con inteligencia y, antes de que te des cuenta, la película estalla en pedazos, no se corta un pelo y te lanza directo a los leones. Es imposible no saltar cuatro o cinco veces de la butaca (o del sillón), pero -aquí lo bueno- ninguno de estos casos es un falso golpe de sonido.
Los momentos de terror están ligados a peligro, a apariciones reales, a momentos de horror. El famoso momento de los filtros, que podría ser digno de parodia, hiela la sangre. Su tramo final deja sin aliento y no es hasta el último minuto que la película da un respiro. Es un tren de la bruja con todas las de la ley, un disfrute total y un goloso surtidor de adrenalina. Hacía tiempo -quizás desde que no estrena una James Wan- que una película de terror no se centraba en dar… miedo.
Hasta hace poco teníamos que esperar unos años para analizar o ver las películas consecuencias de periodos de horror. Internet ya es algo de la generación pasada y la gran era de la comunicación ha dejado paso a la era de la inmediatez, la que es capaz de capturar los miedos de su época al mismo momento que los emite, montarlos y distribuirlos en el mismo año por todo el globo. Host es esta experiencia inmediata: del momento, un terror altamente disfrutable que, como en el tiempo que se están escribiendo estas líneas, muestra la lucha de un grupo de gente confusa contra un ente invisible más allá de cualquier explicación. Como ellos gritamos, perdidos, sin entender nada de lo que está pasando. Y, como ellos, nos giramos hacia lo sobrenatural, hacia la ficción, para entendernos y pasarlo mal sintiéndonos más a salvo.
Lo mejor: su inmediatez y su valor de cine de terror puro.
Lo peor: solo abusa de un jumpscare, y es quizás el más importante de todos.
Por Carlos Marín.
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