Crítica del SnyderCut de "La Liga de la Justicia"
Por Redacción
Publicado el 18/03/2021
Por fin se estrena la visión que tenía Zack Snyder de la película en una cinta de cuatro horas de duración
Pues bien. Cuatro años después, tenemos lo que tantos fans han estado pidiendo de mil maneras distintas.
No es la primera vez que la Warner nos regala una versión alternativa de este tipo. 20 años después de Superman II (Richard Lester, 1981) pudimos ver una versión más próxima a la del director original de la cinta, Richard Donner, con metraje rodado por éste descartado en su día, y en 2005, pudimos ver Dominion (Paul Schrader, 2005), la versión inicial del director original de El Exorcista, El Comienzo (Renny Harlin, 2004).
Pues bien, en esta ocasión se pueden apreciar distintas diferencias. Principalmente, que a diferencia de El Exorcista, hemos tenido que esperar cuatro años, y en este caso, el estreno de Zack Snyder’s Justice League (Zack Snyder, 2021) ha sido un auténtico bombazo mundial, no un evento discreto, ni una mera curiosidad como en casos anteriores. Y no sólo el hype ha sido espectacular, además, ha venido con 70 millones de dólares añadidos de presupuesto para esta versión.
Dicho esto, que es lo que primero debíamos aclarar, podemos decir que estamos ante una versión más sólida, más homogénea -en la anterior, como ya comentamos en su día, se podían distinguir perfectamente los planos de Joss Whedon de los planos rodados por Snyder- y al no contar con los límites de tiempo a los que sometieron a la anterior versión, podemos decir que “respira” mucho mejor, y nos permite saborear situaciones y personajes que tenían una presencia menos notoria o algo más superficial en la versión que Joss Whedon remató para su estreno.
La narrativa, no obstante, y quizá debido a la duración, se torna un poco deslabazada durante el metraje, y al igual que otras películas de duraciones superiores a tres horas, la acción se dispersa con más facilidad, y el ritmo acaba perdiendo fuerza. Toda la proyección está plagada de pequeños momentos en los que el foco narrativo se pierde o las escenas se suceden en una cadencia más accidental de lo deseable.
En el ámbito visual, nos encontramos con todo lo que podemos esperar de un director estético como Zack Snyder: La imagen es -aunque demasiado desaturada en algunos momentos, en que el abuso de grises y tonos fríos es notable- bellísima, y la dirección artística es de las más contundentes del género, y adolece del mismo problema que la versión de 2017. El CGI se nota demasiado, y la textura de material 3D renderizado inunda toda la peli. Con buen resultado, muy estético y bien cuidado, pero con una clara preferencia por lo estético por encima de lo realista.
Como detalle común a ambas versiones, he de mencionar que cada vez que Warner estrena una Liga de la Justicia en cines, alguien toquetea digitalmente a Henry Cavill, bien se le aplica un poco efectivo afeitado digital, como en la versión del 17, o se repinta de negro el traje por post producción, en este último caso, de manera muy innecesaria, ya que no aporta nada a la trama y le resta bastante potencia visual en los planos en que estamos deseando ver a la liga al completo en sus poses más icónicas. No deja de ser extraño, además, la forma en que se ha representado el concepto de “traje negro” de Superman, ya que en este caso, ni es similar al del cómic, ni cumple la función que cumplía en aquel (en el que cumplía una misión regeneradora tras la resurrección), ni su aparición se limita a un ratito, como en el cómic, ya que aquí es prácticamente el único traje con el que veremos volar al héroe. Ese detalle, principalmente innecesario, tampoco parece explicarse en la peli, donde no queda claro por qué el héroe elige un traje de luto en lugar de uno de los suyos.
Y otro detalle curioso es que si en la anterior, como ya comentamos en su día, era muy fácil diferenciar el material de Snyder del de Whedon, en este caso es muy fácil diferenciar los momentos del corte original, y los añadidos de 2020, ya sea por el aspecto de los mismos como por el contenido material, que a veces no termina de cuadrar con el resto de la cinta.
Y una mención especial a la banda sonora, muchísimo más estimulante en su conjunto que la de Danny Elfman en 2017, aunque algunos temas (como el de flash) se echan de menos.
En conjunto, una propuesta muy interesante, imprescindible como experiencia cinematográfica, independientemente de la opinión que suscite. Ya sea amándola como odiándola, vale la pena verla.
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Lo Mejor: Los personajes de Cyborg y Flash, más desarrollados en esta versión, y Batman, que sin perder “oscuridad” es un personaje más relajado, amable, y natural que otras encarnaciones del héroe.
Lo Peor: El traje negro de Superman, una duración excesiva que a veces no va a favor de obra, y ese pequeño exceso de excentricidad de Snyder, que en 4 horas de peli, podréis suponer que viene en dosis grandes.
Por Francis Díaz.
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