Entrevistamos a Pablo Maqueda, director de la hanekiana "La Desconocida"
Por Redacción
Publicado el 08/06/2023
Una de las sorpresas del año protagonizada por Laia Manzanares y Manolo Solo
Este fin de semana llega a los cines españoles La desconocida, el nuevo trabajo del realizador Pablo Maqueda (‘Dear Werner’), que adaptar el texto teatral de Paco Bezerra que triunfó en su obra ‘Grooming’. Con motivo de su estreno hemos podido charlar con su director sobre la película, Internet y los monstruos que viven entre nosotros.
La película está basada en la obra de Paco Bezerra, ‘Grooming’, ¿cómo surgió adaptar esta obra a cine?
Pues fue sobre todo porque la obra profundizaba en temas que estaban muy poco explorados en el cine, ya no en el cine español sino en el cine en general. También por esa sensación que me creó en la butaca al verla, estaba en tensión. Recuerdo mirar las caras de los espectadores y estaban como en shock, ahí tuve claro que había una historia que contar. Me parecía algo novedoso y con una puesta en escena distinta a la que el espectador está acostumbrado.
A mí me hizo plantearme que cualquiera a nuestro alrededor puede ser alguien muy turbio en el fondo, es una sensación bastante horrible.
Totalmente. Cada vez que hay un suceso trágico en televisión se suelen decir las mismas frases: “siempre saludaba” o “nunca lo habría pensado”, eso me parecía terrorífico y esta historia era perfecta para ahondar en ese terror cotidiano. Además, tenemos una estética muy naturalista y luminosa, casi documental por momentos, con ese Madrid veraniego. A nivel conceptual está tratado de una manera muy visual, muy cotidiana, pero ahonda en eso, en que cualquier persona que te cruces puede guardar un secreto horrible.
También hace mucho el reparto, ¿tenías ya en mente a Manolo Solo y Laia Manzanares al escribir el guion?
No, no los tenía en mente. La obra la interpretaron Antonio de la Torre y Nausicaa Bonnín, dos actores que admiro, pero tenía claro que quería algo diferente, que la propia protagonista fuese un rostro poco conocido para los espectadores. Y lo mismo con la figura de Manolo Solo, que ejemplifica al hombre de la calle, de la clase obrera, alguien que te podrías cruzar en un supermercado. Básicamente, quería a dos actores que pudiesen transmitir una verdad. Yo soy un director que trabajo con muy poquitas tomas, me gusta ensayar mucho antes, hemos tenido dos meses de ensayo, mucho tiempo para poder retorcer los personajes, hacernos preguntas, hasta hemos reescrito el guion los tres, pero para hacer eso necesitaba actores que estuvieran a la altura.
Veo influencias del cine coreano, pero, ¿te ha influenciado algún cineasta más?
El thriller coreano era una de las influencias principales, yo soy muy amante de ese cine. Me parece que retan genial al espectador, son los mejores. Yo he querido ser un digno aprendiz y retar al espectador, hacerles muchas preguntas, ser juguetón e intenso en otros momentos. Cineastas como Bong Joon-ho, Kim Jee-woon o Park Chan-wook me han influenciado mucho, igual que otros cineastas muy retorcidos como Yorgos Lanthimos, Julia Ducournau o Michael Haneke. No tengo miedo a introducir al espectador en situaciones incómodas, casi perversas, porque es el tipo de cine que más consumo y me encanta ponerme en situaciones morales diferentes a las mías. Y ahí llegamos a las referencias más importantes que son Alfred Hitchcock y David Fincher, creo que ambos nos llevan de la mano en un tren de la bruja hacia la oscuridad.
Aunque el villano es el personaje interpretado por Manolo Solo, Internet parece casi el monstruo principal.
Totalmente, Internet es un tema que me atrae mucho, pero sobre todo me atrae lo malo que nos ha traído: nuestras relaciones son vacías, los menores pueden hablar con depredadores fácilmente, cada vez somos más adictos, etc. Eso me atraía mucho así que hicimos una investigación muy profunda sobre los agresores online y su modus operandi, me parecen una pandemia del siglo XXI. Es un tema muy poco explorado en el cine español, quería examinar cómo hoy día podemos hablar con quien sea sin saber quién está realmente tras esa pantalla.
Me chocó que usases un chat en lugar de redes como Tik Tok, de hecho, llegué a pensar que estaba ambientada en los noventa.
Que te hagas esas preguntas para mí es lo más importante, no darte la respuesta desde el comienzo. Me interesaba mucho desconcertar al espectador, pero sobre el uso del chat es que no quería quedarme caduco, y la idea del chat ejemplificaba perfectamente la idea de Internet: un emisor y un receptor a través de una pantalla.
¿Por qué elegiste La Elipa para ambientar la película con su mítico parque con el dragón?
Yo me crie en Aluche, un barrio obrero de toda la vida, y para mí, Madrid es muy importante como metáfora del barrio. La idea del parque con ese dragón, ese fuego que esconde en su interior, y los niños jugando a su alrededor me parecía una metáfora visual muy poderosa.
¿Te ha costado levantar la peli?
Bastante. Pero yo siempre he apostado por hacer antes de esperar, el tiempo de desarrollo de un largometraje es enorme. Y siempre he apostado por hacer, aunque fuese con los medios que tuviese a mano. Yo soy muy de do it yourself. Lo importante es tener una buena idea y hacerla, con lo que puedas, pero hazla.