Crítica de "Dune: Parte Dos"
Por Redacción
Publicado el 01/03/2024
La segunda entrega de la adaptación de la novela de Frank Herbert que ha realizado Denis Villeneuve
Llega a los cines Dune: Parte Dos, que recoge la segunda mitad de la novela homónima de Frank Herbert que fue punto de partida para una saga interminable de material literario y de una horda de fieles fans que nos enorgullecemos de ser más raritos que los trekkies, ya que todo el mundo sabe quién es Spock, pero no tantos de los efectos del jugo sapho, y de cómo produce manchas, que se tornan advertencias (tristemente, los que no se hayan leído la/s novela/ s, seguirán sin saberlo).
Denis Villeneuve, vuelve a ponerse detrás de las cámaras y de nuevo nos demuestra que si se trata de deleitar nuestra vista, y de proporcionar ambiente, y métrica en la estructura, es un auténtico mago. Villeneuve es un realizador que ya no tiene nada que demostrar en cuanto a sus aptitudes en el uso de la cámara y en el arte del cine en general. De hecho en los últimos años nos ha ofrecido joyas en el género de ciencia ficción como la magnífica "La Llegada" o esa secuela que nadie pidió, pero que muchos agradecimos hasta las lágrimas de emoción de "Blade Runner",
Sin embargo, en esta ocasión los problemas surgen en el ámbito narrativo, con una cinta más enfocada a lucirse visualmente que a enfocarse en la historia -alargando el metraje recurrentemente- y de manera imbricada con este último factor, en la labor de adaptación de la novela, ya que si ciertos elementos se quedan fuera de la adaptación, el resultado es una historia mucho más simple de lo que uno esperaría.
La película, en ese aspecto -y al igual que la primera parte en algunos momentos- se distancia demasiado de la fuente literaria en su segundo y tercer acto, lo que implica personajes y situaciones medulares de la novela que no estarán presentes en esta conclusión, pero que, curiosamente, en la versión de David Lynch, que narraba toda la historia en una sola película de duración inferior a cada una de las entregas de Villeneuve, sí estaban presentes, convirtiendo este Dune en un producto narrativamente menos eficiente, que se toma más del doble de tiempo en contar menos material.
A esto se le añaden otros elementos, que más allá de obviarse en la adaptación, son extrañamente transformados. Un ejemplo de ello es la representación de los mundos de las distintas casas, tan diferentes entre sí (en el libro de Herbert) que podrían considerarse alienígenas unos de otros. Casas emparentadas entre sí se verían como de especies diferentes, y si bien este apartado mejora respecto a la primera, en que las únicas diferencias entre mundos era principalmente orográfica, mientras las estancias y estructuras parecían diseñadas por el mismo arquitecto adicto al mismo proveedor de hormigón, en ésta se mantienen dinámicas arquitectónicas que bien podrían ser comunes entre las distintas casas, reduciendo las diferencias culturales que resaltan sus diferencias y que David Lynch sí remarcó de manera más clara.
Estas carencias no sólo afecta a la parte narrativa, sino también a la mitología, mucho menos explicada, con lo que los profanos que sólo conozcan Dune a través de esta versión, terminarán la cinta sin saber qué es un mentat, qué fue la Yihad Butleriana, por qué en un futuro tan avanzado se da ese gusto por el arma blanca y se desprecian las armas tecnológicas, y se veneran las disciplinas y artesanías manuales humanas en lugar de un uso más extensivo de una tecnología que parece reservada a situaciones específicas, y un interminable etcétera.
En definitiva, estamos ante una obra más visual que conceptual, hipnótica en lo estético, pero a veces laxa en lo mitológico.
Cumple lo que promete, a menos que el espectador espere una adaptación fiel al material original -cosa que, siendo honestos, no debería esperarse en esta segunda parte- y, siendo justos, ofrece una experiencia visual e sensorial sublime, y que simplemente, el que escribe, por conocer mucho del país que se retrata, se quedó con ganas de otra cosa, pero que en ningún momento le resta magia a una peli que hará las delicias de multitud de espectadores.
Por Francis Díaz.
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