Masuoka, cámara de televisión de profesión, ha grabado el suicidio particularmente violento de un hombre, cuya mirada llena de espanto le tiene subyugado. No parará hasta comprender el porqué de este terror.
Cree encontrar algunas pistas en los subterráneos de Tokio: siguiendo las huellas de los 'Deros' - un pueblo de leyenda que habría invadido el centro de la tierra para atormentar a los hombres - descubre a una joven, encadenada, en estado salvaje. La lleva a su casa y la observa: aún encerrada en su mutismo y postrada, muestra un comportamiento extrañamente animal.
Su exmujer, a la que no reconoce, está preocupada por el juego ambiguo que le une a la chica y apela por última vez a la razón. Pero Masuoka está en lo cierto: ha visto Deros en la ciudad, ha comprendido que la joven se alimenta de sangre humana y decide satisfacer las necesidades de su invitada...
Demostrando que no sólo sabe hacer "Maldiciones", Shimizu da una lección de como realizar buenas películas de terror con presupuestos ridículos, y sin que necesariamente parezcan vídeos caseros, tipo "Bruja de Blair".