Apollo 18 » Crítica

Por Carlos Marín

Con todo lo manido que está el género del found footage, ese que supuestamente nos enseña grabaciones de algo horrible que se han montado para hacer una película, es difícil sorprendernos a esta altura de la película. Ya no solo sorprendernos, sino intentar evolucionar un poco con las historias que se están contando y alejarse de los zombies o los fenómenos paranormales. Unos son carismáticos, los otros baratos, pero es que ya hay tantos y de tantas formas que, la verdad, cansa.

Por eso se ve con buenos ojos que nuestro Gonzalo López-Gallego nos ofrezca algo como Apollo 18, otra revisión más del mismo método pero con una ambientación espacial y un envoltorio que, al menos a nivel de historia, ofrece algo nuevo que echarse a la boca (que no a nivel de estructura o estilo). Es una de esas películas de género que se pasan volando, dan un par de sustos cuando toca y no necesitan más profundidad que la de unos personajes (pocos, es necesario) con cuatro añadidos al fondo.

La ambientación lunar y el trabajo por hacerla pasar por grabaciones de hace 30 años está bien conseguido, y aunque tampoco es verosímil de manera extrema, hace que entres en seguida en el juego y te traslades a esa época, olvidándote por momentos que estás viendo grabaciones de un grupo de astronautas en la luna. Sobretodo se agradece como no tira tiempo por la borda con demasiadas imágenes estáticas con elementos que se mueven de fondo, sino que a la que pueda se mete de lleno en el avance del mal rollo y no se olvida que queremos ser entretenidos y asustados, no inquietados (si una lámpara que se mueve puede inquietar tanto...).

El misterio que envuelve todo ni es algo demasiado terrorífico ni, la verdad, demasiado elaborado, y si uno para a pensar un par de minutos no tiene ni pies ni cabeza, a pesar del género al que pertenece la cinta. Pero da igual, porque sabe asustar con su subida de volumen y los recursos, como el flash en un ambiente oscuro (ya utilizado, sí, pero bien utilizado, oigan). Se agradece que no tengamos fantasmas en la luna ni nada por el estilo y que se sepa defender hacia un entorno más en el nivel de terror espacial.

No es que tenga grandes virtudes, pero tampoco es que tenga grandes defectos. Su ritmo es correctísimo y avanza con artesanía en un guión de estudio (no de estudiar, sino de empresa que produce películas), un producto 100% comercial para multicines con una vocación de autor totalmente ausente. Un poco como tiene que ser para que, al menos, intente funcionar. Ojalá podamos ver más películas que utilicen el recurso de cámara en primera persona para darnos con sellos personales o alternativas mucho más frescas (por ahí está The Troll Hunter), pero por ahora nos tenemos que conformar que intenten variar al menos de subgénero dentro del mismo estilo.

Hasta entonces nos podemos conformar con este viaje al espacio sideral del terror, una cinta correctísima que ni pincha ni corta; un producto comestible como cualquier otro con su inicio, nudo y desenlace y con el que dar un par de sustos junto a la parienta en la butaca. ¿Se hacen muchas? Sí. Pero también se hacen muchos slashers y, en ocasiones, nos encontramos con cosas la mar de disfrutables.

Algo parecido en este caso, aunque esperemos que a López-Gallego le den otra oportunidad para mostrar su talento más que en este trabajo de artesanía tan poco personal. Wait and see entonces.

Lo mejor: Que se lleva el found footage al espacio y se deja en la tierra a los fantasmas.

Lo peor: Tan correcta que tampoco sobresale.

» Ficha de la Película