Crítica de "¡Shazam! La furia de los dioses", una secuela que arranca una sonrisa... pero poco persistente
Por Redacción
Publicado el 16/03/2023
La continuación del título del universo DC que llega este fin de semana a los cines españoles
Ya hace cuatro años desde que Shazam! llegase a nuestras pantallas dejando un buen sabor de boca, pero poca huella, tanto en recaudación como en impacto cultural, en el género más goloso de los últimos años. Y es que es curioso que aunque el público general no tenga muy clara la línea divisoria entre Marvel y DC, parece intuitivamente discriminar productos de una y otra marca, siendo curioso el caso de Shazam, que lo tenía todo para contentar al fan más convencional y palomitero, que suele rebosar las salas en las pelis de Marvel, y sin embargo no fue atraído con demasiada eficacia, haciendo de la primera parte de esta cinta esa suerte de calle de en medio que intentando mantener a unos y a otros, provocó cierta indiferencia de ambos sin cabrear a ninguno.
Recordando aquella primera parte, cabe destacar un prólogo genial digno de una gran cinta de terror, pero con el mimo y el gusto de ser apta para todos los públicos, un drama social familiar de un niño abandonado tratado con buen criterio narrativo, una trama aventurera suficientemente estimulante y efectiva, y muchas pinceladas de cine familiar en el mejor de los sentidos, atractivo para ese género, pero sin empalagar. Para el que escribe, un modesto tesorito a redescubrir que contó, no con la peor, pero sí una de las menos deslumbrantes suertes.
Tras este pequeño panegírico de aniversario, llega el momento de centrarnos en lo que Sandberg nos tiene preparado para una secuela que debería antojarse sorprendente -empezando por un cuerpo de villanas que no provienen de las páginas de cómic- y a pesar de que ya algunos de los materiales de spoiler han sido, no ya filtrados, sino aireados sin tapujos en una descarada medida de última hora de captación de público (ejem, cameo, ejem).
Ante todo, la peli ante la que estamos es innegablemente sólida, de mayor envergadura aventurera que su predecesora -y con ello, visualmente mucho más espectacular- y al igual que la primera, es una cinta tremendamente honesta. El vestuario de Louise Mingenbach -vieja conocida del mundo del cine de Super heroes, encargada del vestuario de X2 (Bryan Singer, 2002) y Superman Returns (Bryan Singer, 2006)- mejora mucho en los atuendos de nuestros héroes respecto a su predecesora, y el elemento visual es mucho más robusto, detallado y estimulante, especialmente en cuanto a la verosimilitud de criaturas y elementos místicos se refiere, punto flaco de la primera parte, y asignatura más que recuperada -y con buena nota, además- en esta segunda entrega.
Dicho esto, en la segunda entrega de Shazam! nos encontramos un título que retiene todos los vicios de su predecesora, entre los que destaca una obsesión por ofrecer remate humorístico en casi todas sus situaciones, venga bien a la experiencia o no, o el clásico “efecto BIG” en que un adolescente se transforma en un adulto que lejos de comportarse como un adolescente, se comporta como un niño de 7 años. Este último factor es más palpable e irritante en la secuela, especialmente por el aumento considerable de edad de los jóvenes protagonistas, que aumenta el contraste entre la conducta de los jóvenes y el ánimo de sus contrapartidas súper-heroicas de comportarse como el tonto de la clase de un curso de educación infantil.
A esto añadimos la carencia de la trama personal con tintes de drama social que nos regalaron en la primera para el personaje de Billy (Asher Angel) que en esta peli brilla por su ausencia, ya que el personaje se mantiene en modo súper-héroe (Zachary Levi) durante gran parte del tiempo de pantalla, infantilizando cada rincón del personaje y dejando a Asher apenas un gran momento emotivo, pero poco más.
Además, los tintes oscuros de película de terror apta para todos los públicos se pierden en pro de forzar la comedia recurrentemente y al someterse a una trama mitológica tremendamente simplista, por un lado repitiendo fórmulas de películas anteriores de DC, pero revistiéndolas de cierta aparatosidad, que no hace la trama más compleja, sino más empalagosa, afectando negativamente al ritmo.
Todos estos factores hacen que, con sus virtudes innegables, y con sus igualmente innegables defectos, generalmente inofensivos, nos encontramos ante una peli bonita pero no brillante, interesante pero nada sorprendente. Relleno de estantería de colección de DVDs familiar que se acaban despachando en rifas o donaciones a la parroquia cumplida cierta edad del infante. Que deja una sonrisa… Pero una muy poco persistente. Los enamorados del personaje quedamos a ratos contentos con ella a pesar de ciertos momentos algo iconoclastas (el actor Djimon Hounsou es el principal culpable de algunas de ellas), y puede que para muchos, la repercusión a futuros será equivalente a la sorpresa de un Happy Meal en el cajón de los juguetes.
Lo Mejor: Asher Angel (que de tan breve, se hace dos veces bueno), sutiles pinceladas de la familia de acogida, aportando naturalidad los pocos ratos que logran acaparar un mínimo de atención, los unicornios, y el factor visual.
Lo Peor: La trama que se hace bola, el tono del personaje de Zachary Levi, la perpetua necesidad de rematar cada secuencia con una risa, todos los cameos de personajes del DCEU, y Djimon Hounsou, el elemento más iconoclasta de la película.
Por Francis Díaz.
Más:
Secuelas
- Shazam