Crítica de "Los Pecadores". Salvajes vampiros a ritmo de Blues.

Por Redacción Publicado el 15/04/2025

Una nueva visión del mejor terror de la mano del director Ryan Coogler y Michael B. Jordan

Tras películas como ‘Black Panther’ o meterse en sagas icónicas con ‘Creed. La leyenda de Rocky’, si algo nos dejó claro Ryan Coogler es que es uno de los cineastas actuales más inquietos del Hollywood actual, habiendo conquistado en el pasado a diferentes audiencias con dramas o superproducciones de superhéroes. Pues bien, este ha vuelto a unirse a Michael B. Jordan en un nuevo proyecto que no tiene nada que ver con los anteriores, explorando un nuevo terreno que hasta ahora no habíamos visto en su carrera: el terror.

Hablamos de ‘Los pecadores’, una cinta que nos regala un nuevo registro para Coogler y en la que conocemos la historia de los hermanos gemelos Smokestack (interpretados por Michael B. Jordan, que se mete en la piel de Smoke y de Stack) en su intento por dejar atrás sus problemáticas vidas al regresar de Chicago a su pueblo natal, situado en Mississippi en los años treinta, con la intención de comenzar de cero creando un club de blues para que la gente negra se sienta como en casa. Para ello usan un dinero robado y recurren a su talentoso con la guitarra primo menor, Sammie (interpretado por un genial Miles Caton), así como buscan a otros conocidos para que formen parte de su equipo. Pero lo que no esperaban es que en la noche de su inauguración iban a tener que hacer frente a un mal con el que no contaban, los vampiros.

Coogler se toma su tiempo a la hora de presentarnos a estos personajes, ocupando más de una hora de metraje en desarrollar sus historias, algo inusual en una cinta de vampiros. Eso sí, cuando por fin hacen acto de presencia parece que estemos ante una nueva versión en los años 30 de ‘Abierto hasta el amanecer’ donde bailes, alcohol y un ansia en el aire por sentir una libertad inexistente en ese momento se dan la mano con unos chupasangres que han sido atraídos por la música del joven Sammie, cuyo talento ha conseguido captar la atención de la más absoluta maldad.

Con una fotografía en 65mm cortesía de Autumn Durald, el mismo encargado de ‘Black Panther: Wakanda Forever’, la cinta nos mete de lleno en aquellos años gracias a la calidad de su imagen y la suciedad en el ambiente, siendo igual de destacado el vestuario de Ruth Carter, contándonos una historia real sobre la comunidad afroamericana pero con un imaginario pensado para el entretenimiento más taquillero.

Aunque los vampiros están presentes en la historia, la película se esfuerza por transmitir la esperanza de sus personajes por un futuro mejor, luchando contra el desamor y el racismo en el Mississippi del sur de los Estados Unidos. Además, cuando llega la hora de los vampiros, Coogler consigue mostrarnos unos monstruosos y oscuros seres, regalándonos un frenético tramo final lleno de sangre, gritos y fuego que seguro hará las delicias de lo más adeptos a este subgénero, tramo al que la banda sonora de Ludwig Göransson acompaña a la perfección.

El reparto funciona destacando el trabajo del joven Miles Caton, que rezuma naturalidad, y Wunmi Mosaku, que interpreta a la especial Annie, con la que conectamos desde el primer minuto. Probablemente es Michael B.Jordan quien, pese a interpretar dos papeles en la cinta, es el que menos sobresalga de todos ellos.

Lo mejor: Miles Caton y su tramo final vampírico.

Lo peor: El mix de géneros puede echar para atrás a algunos.

Por Pablo Pastor.

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