Ataque a los titanes ha sido uno de los principales fenómenos de masas mundiales que el manga y la animación japonesa ha presentado recientemente. Era de esperar que tras semejante éxito se practicara lo que viene siendo habitual en los últimos años, como son las adaptaciones cinematográficas en formato real (conocidas como Live Actions), y que junto a las de Gantz y Rurouni Kinshin, la presente Attack on Titan son las que pueden presumir de un resultado más plausible. Esta vez la dirección de la película ha ido a cargo del regular Shinji Higuchi, conocido por muchos por ser el responsable de haber realizado en 2008 el remake del clásico de Akira Kurosawa Hidden Fortrees... un remake malísimo destinado a ser olvidado, algo que también ocurre con Attack on Titan.
La adaptación se ha hecho igual que con Gantz. Es decir, se ha recogido la historia completa y se ha elaborado un guión que resume los sucesos más remarcables en 2 películas. Tras ver ambas partes me he quedado con la sensación de haber visto dos películas muy distintas entre ellas: mientras que la Parte 1 se olvida de elaborar un guión coherente y compensado, simplemente se dedica a priorizar las escenas de acción a base de peleas y destrucción. La Parte 2 es su antítesis, ya que parece decidida a obviar cantidad de detalles del manga original y se dedica a corregir las incoherencias de la Parte 1 a base de unas más que necesarias explicaciones. Por lo tanto, una Parte 1 que quiere abarcar demasiado y pierde el control de ella misma, y una segunda que mete su ración de orden y control para terminar la historia de un modo digno y al menos comprensible.
De todos modos las Attack on Titan demuestran que no están pensadas para aportar nada especial más allá de un impresionante derroche de efectos digitales con tal de complacer al fan más friki y pixeladicto. En cuanto a ésto, Attack on Titan puede presumir lo que quiera, porqué no demuestra ninguna tacañería en cuanto a su diseño de producción, cargado de destrucción, explosiones, titanes por todos lados, sangre digital y en sí de exactamente todo aquello que también puede presumir el anime. Por lo tanto, los amantes de la serie deben verla si o si.
Las diferencias tanto estéticas como argumentales de la película respecto al anime son fácilmente perceptibles, pero hay que fijarse. Esas diferencias estéticas se notan en un diseño de la ciudad que posee un aire más oriental, más japonés, alejándose del retrato de sociedad medieval europea que tan bien es ilustrada en el anime. Eso se nota en el diseño de las casas, la gastronomía y en el comportamiento de la gente. Pero igualmente eso no impide que se mantenga a la perfección la relación entre sociedad medievalista junto con la tecnología avanzada, una idea muy propia de Akira Toriyama en sus mangas, y que Ataque a los Titanes también utiliza; y es que en la presente película se pueden ver diferentes aparatos, objetos e incluso tecnología bélica bastante avanzada, y que contrasta bien con el modo de vida humilde de los plebeyos, bien reforzado por un vestuario habitualmente roto y sucio. Por lo tanto, como comentaba antes, que nadie se asuste por lo estético, porqué la productora Nikkatsu no ha ahorrado ni un Yen en todo lo relacionado con lo más estético de la película, le ha metido cariño al tema y la verdad es que hay que fijarse bien para detectar las diferencias estéticas respecto al anime. Si se me pide el único “pero” en cuanto a FX, solamente puedo criticar ligeramente el uso del Equipo de Maniobras Tridimensionales, algo chapucero al notarse demasiado el chroma que hay detrás, quedando bastante menos espectacular que en la serie de animación.
No obstante, en cuanto al guión, si le veo más problemas, pero hay que apuntar de antemano, que la adaptación cinematográfica se ha hecho a partir del manga, y no del anime. Su Parte 1, erróneamente pretende explicar en menos de 2 horas los primeros 14 episodios de la serie, por así decirlo -justo cuando Eren se convierte en Titan-, priorizando las escenas de acción clave, justas y necesarias para dar una linealidad, pero vaya, eso acaba siendo absurdo porqué perjudica a la comprensión de lo que vemos, sobretodo para cualquiera que se inicie en Ataque a los Titanes. Además, existen notables diferencias con el el material original, como por ejemplo el hecho que desaparecen algunos personajes (como la familia de Eren), se inventan cosas sobre otros (como con Mikasa), se obvia todo el entrenamiento y aprendizaje del Cuerpo de Elite, tampoco se explica prácticamente nada sobre las murallas, etc. Soy comprensible y es bien normal que haya que omitir elementos de la historia original con tal de cuadrar un guión con una duración coherente, pero creo que Attack on Titan Parte 1 merece una mejor nivelación en cuanto a la relación de momentos de acción con los de historia y reflexión. Su misión es plantear la historia y situar al espectador, no derrochar FX a mansalva sin explicar lo más básico. Es decir, Attack on Titan Parte 1 es una película en la que se da un protagonismo muy fuerte a los momentos de acción, sin haber trabajado antes los personajes y su evolución hasta llegar al Cuerpo de Élite, y a eso le añado sus inquietudes, miedos, espíritu de superación, significado de la amistad, etc., que tan bien supo trabajar la obra original del dibujante Hajime Isayama. Es, sencillamente, todo mucho más simplificado, y es que apenas hay solo un par de momentos de reflexión pura -y con escenas de sexo incluida... ¿?-, tan metidas en calzador ante el derroche de momentos de acción que corta el ritmo de la película de un modo tremendo, muy al estilo como lo que le ocurre a Battle Royale 2. Pero bien, Attack on Titan Parte 1 no deja de ser una primera parte, y la tortilla aún puede girarse antes de que se queme. Al menos en esta Parte 1 las imágenes siguen cargadas de escenas de lucha, titanes, y violencia, siempre manteniendo el tono adulto original, pero convertido en una película para gente poco interesada en las buenas historias y la reflexión.
Vayamos a la Parte 2. Para mi la buena, la compensada, la coherente, la que cinematográficamente hablando está más lograda, eso sí, como adaptación del manga y anime es para tirarse de los pelos. Si bien su guión está bien escrito y enlaza perfectamente con la Parte 1, tratando de justificar ciertas cosas que se vieron en ella, sus similitudes con el anime son bastante pocas, llegando a mostrar detalles que muy probablemente se verán a la próxima temporada (que según se dice se estrenará el año que viene en la televisión japonesa). Lo que vemos en la Parte 2 es una contundente omisión de detalles y situaciones de la serie, tales como todo lo relacionado con el Titán hembra, o el juicio de Eren, entre otras cosas. Personalmente no creo que sea algo malo, al contrario, otorga a la historia más linealidad, permite potenciar la épica, y en sí, da la sensación que estamos ante algo relativamente bien hecho y disfrutable en todos los sentidos. Siempre opinaré lo mismo: quien quiera ver el anime que vea el anime, el cine es -o debería ser- otra cosa, como es ésta Parte 2.
En cuanto a la violencia, gore, titanes,... simplemente IMPRESIONANTE. La expresión facial de los titanes sigue siendo enfermiza, con esa extraña sonrisa macabra que nunca esconden, y en especial antes de comerse a las personas, siempre desgarrándoles inicialmente algún miembro de cuerpo para luego engullirlos. Vaya, que esas escenas siguen siendo tan salvajes como en el anime. También sus movimientos siguen siendo a ratos patosos y a ratos muy ágiles y rápidos, por lo tanto son seres imprevisibles que en cualquier momento pueden sorprender y aparecer de la nada..., y también lo digo por su estética, que los hay de todo tipo, incluso un bebé... Y por espectaculares las peleas de titanes, que son de una intensidad brutal, de una energía destructiva capaz de dejar boquiabierto a cualquiera en medio de esos escenarios que poco a poco se van destruyendo por la intensidad de la batalla. Yo, a decir la verdad, lo bautizaría como si de un kaiju eiga 2.0 se tratara,
En resumen, dos nuevos japo-blockbusters provenientes del manga destinados a hacer disfrutar a los fans más incondicionales de la obra original de Hajime Isayama. Para el resto, tanto los que simplemente disfrutamos con naturalidad dicha obra original, o los iniciados, Attack on Titan Parte 1 y Parte 2 no son más que dos simples entretenimientos pasajeros que el tiempo colocará en su sitio, que es el del olvido. Pero para echarle un vistazo, ni que sea por curiosidad, estoy seguro que no decepcionará a nadie que disfrute con historias rebozadas de FX, llenas intensidad y brutalidad a base de peleas de seres gigantes a lo Pacific Rim, llenas de violencia y sangre, salvajismo incluso, y con un trasfondo de crítica a las élites políticas que funciona bien en los tiempos que corren hoy en día.